26 de noviembre de 2011

CAPITULO 10


10. EL DÍA MÁS LARGO

En mi cama. Hecho un ovillo en la parte superior de la misma. Llorando. Temblando. Los dedos sobre mis ojos. Espiando a través de ellos a intervalos, esperando a que el Maestro Demonio y sus secuaces vengan.
 
Horas más tarde. Pasos en la escalera. Mi corazón casi se detiene.
Respirando entrecortadamente. Ojos muy abiertos. Recordando la matanza; mamá, papá, Gret. Rezando para que sea rápido. No quiero sufrir. Tal vez debería poner el filo del hacha contra mi garganta antes de que los demonios ...
Alguien silbando. ¡Dervish!
Suspiro con alivio. Los pasos se detienen, a continuación, vienen hacia mi habitación. Me escabullo por debajo de las sabanas y las aprieto en torno a mi barbilla.
Dervish abre la puerta y asoma la cabeza. —¿Estás bien, Grubbs? — , pregunta.
Sí—, contesto con voz débil. —Sólo un mal sueño.
Me puedo sentar contigo si lo deseas.
No. Estoy bien. De veras.
Nos vemos en la mañana, entonces.
Buenas noches.
No cierra completamente la puerta cuando se va. Quiero correr hacia ella y cerrarla fuertemente, pero no me atrevo a bajar de la cama, con miedo de que Vein o Artery estén escondidos debajo, esperando para tomarme de los tobillos y arrastrarme a su mundo.
El amanecer tarda un tiempo en llegar, pero al final sale el sol y aleja mis miedos con sus iluminadores rayos.
Mientras el sol despeja el horizonte y ahuyenta a las sombras de la noche hacia el oeste, me arrastro fuera de la cama, voy a la ventana y la abro rápidamente. El aire de la mañana es frío, pero bienvenido. Me lo trago como agua, limpiando mi mente, mis temblores disminuyendo.
¿Quiso la pintura realmente hablar conmigo o me lo imagine?
Sinceramente, no lo se. Creo que fue real. Pero yo estaba muy tenso. Reaccionando de forma exagerada a todo. Pudo haber sido una alucinación.
Lo que fue definitivamente real fueron las fotos de los hombres lobo. No me los imagine. Son todo en lo que me tengo que enfocar. El misterio Lord Loss puede esperar. Bajé al sótano para encontrar evidencia de un hombre lobo.
Y creo que la he encontrado.
Hora de llamar al experto.
Llamando a Bill-E Spleen ...
Llamo por teléfono mientras Dervish duerme. La Abuela Spleen responde, incluso mas gruñona que de costumbre. —¡Son las siete veintitrés!— se queja. —Él todavía está dormido y también lo estaba yo!
Por favor—, le digo con calma. —Esto es importante. Quiero poder hablar con el antes de que vaya a la escuela.
Si me lo dices, yo le puedo dar un mensaje,— resopla.
No,— insisto. —Tengo que hablar con él en persona.
Ella se queja un poco más, pero finalmente va a despertar al dormido Maestro Spleen.
Más vale que sea de vida o muerte—, Bill-E bosteza por la línea un minuto después.
Tienes que venir—, le digo directamente. —Pretende que estás yendo a la escuela, y luego ven aquí.
¿Qué?— gruñe. —¿estas demente? No puedo ni tirarme un gas en este pueblo sin que el Abuelo se entere. Faltar a la escuela está fuera de...
Hay una luna llena esta noche—, susurro. —No quiero estar atrapado aquí a solas con Dervish.
Una pausa cautelosa. —¿Qué ha pasado?— Bill-E pregunta.
Ven. Averigüalo.
Cuelgo el teléfono antes de que él pueda hacer ninguna pregunta adicional, confiando en que su curiosidad lo hará venir. Empiezo a pensar en lo que voy a decir a Dervish para explicar que Bill-E se quede aquí.



Llega a las 09:17, la mochila colgada a la espalda, su párpado izquierdo moviéndose sospechosamente, su pelo negro mojado con sudor; debió de haber venido corriendo.
No pude venir antes o el Abue habría sospechado—, dice, entrando por la enorme puerta delantera, que sostengo abierta para él como un mayordomo. Mira a su alrededor como un detective. —¿Dónde está Dervish?
En su estudio. Le dije que ibas a venir a trabajar en un proyecto de la escuela conmigo.
¿Se lo creyó?— Bill-E resopla.
No ninguna razón para no hacerlo. Él no sabe que sabemos de él.
Bill-E me mira con aire de suficiencia. —¿Así que crees que estoy diciendo la verdad ahora?
Le guío a través de la cocina antes de contestar.
Sí..
¡Recorcholis! ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?
Me siento. Lo mismo hace Bill-E. —He visto su guarida —, murmuro, y procedo a decirle todo lo relacionado con el ciervo, mi exploración de la bodega y el cuarto más allá (sólo dejando de lado la parte relativa a Lord Loss, eso es personal).

10:15. Bill-E argumentando que Dervish no representa una amenaza.
¿No lo ves?— grita con exasperación. —¡La jaula es para él! Él sabe que el cambio está sobre él. Es por eso que cogió el ciervo y lo encerró. Esta noche va a encerrarse con el, y cuando cambie se va a alimentar del ciervo y permanecerá enjaulado allí hasta la mañana.
¿Y cómo va a salir?— Pregunto.
Meera. Debe ser por eso que está aquí. Ella sabe de su enfermedad y, probablemente, viene cada mes para ayudarle.
Piensa—, le exclamo. —Dices que has estado observando a Dervish cada vez que hay luna llena. ¿Meera ha estado aquí? ¿O cualquier otra persona?
Bill-E se desplaza incómodamente. —Bueno, no, cada vez no. Pero...
Entonces, ¿cómo hace para salir?— Interrumpo.
Bill-E piensa un momento. —Debe colgar la llave cerca—, dice. —Se permite a si mismo salir cuando ya ha pasado el cambio.
Entonces, ¿qué es lo que lo detiene de salir cuando se transforma?
Bill-E gira los ojos. —¿Has oído hablar alguna vez de un lobo que pueda utilizar una llave?
Él la usó la otra noche. Cuando trajo el ciervo.
Pero no se había transformado entonces,— Bill-E nota. —Dijiste que se veía igual que siempre.— Se pone de pie y camina alrededor de la cocina mientras explica sus ideas.
Debe funcionar así. Durante el período previo a la luna llena, y por unos pocos días después, las hormonas de Dervish están por todo el lugar. No creo que se trate de un cambio físico, pero no está en pleno control de sí mismo, por lo que se pasea por el bosque, cazando animales. Al mismo tiempo, es lo suficientemente humano para no atacar personas. Él no mata.
En la noche de la luna llena, es diferente. La bestia sale. Lo sobrepasa. El no puede arriesgarse a perder la cabeza. Sería matar al azar, animales, humanos ... lo que encuentre.
Entonces, se encadena a sí mismo.— Bill-E chasquea los dedos de la emoción. —Se encierra en la jaula, asegurándose de que haya un animal vivo para que la bestia haga pedazos y se alimente. Se queda allí toda la noche, aullando, transformado, salvaje. En la mañana, cuando pasa el momento, se suelta y sigue su vida de forma normal.
Bill-E se detiene y sonríe cálidamente. —Siempre he admirado a Dervish, pero nunca tanto como lo hago ahora mismo. Está lidiando con su maldición. Llevando una vida tan normal como le es posible, sin embargo, protege al mundo del monstruo en su interior, encerrándose lejos soportando la soledad y las dificultades ...
Detente—, le digo sarcásticamente. —Me vas a hacer llorar.
Bill-E gira hacia mí con enojo. —¿Para que me has llamado?— , ladra. —Si era solo para reírte, ¡puedo irme tan rápido como vine!
No fue para burlarme—, murmuro. —Te llame para que me ayudaras— Lo contemplo miserablemente. —Tengo miedo. Si cambia esta noche y viene a buscarme ...
Él no lo hará,— Bill-E dice con confianza. —La jaula está ahí para impedirlo.
Tal vez—, yo asiento. —Pero no estoy seguro de que quiera correr el riesgo. Estaba pensando que tal vez podría ir y quedarme contigo por una noche o dos ...?
Bill-E parpadea. —Nunca he tenido un amigo que se quede a dormir—, dice. —No creo que a mis Abuelos les agrade la idea. Sobre todo después de que los despertaste esta mañana. — Su rostro se ilumina. —Te diré lo que haremos. Tengo una idea mejor, ¡vendré yo y me quedare a dormir aquí!
¿Qué lograremos con eso?— Frunzo el ceño.
Estoy más gordo que tú—, se ríe, acariciando su estómago. —Si el hombre lobo se libera, va a ir a por mí primero, ya que parezco tan sabroso. Eso te dará la oportunidad de correr por la libertad.
Estás loco—, resoplo.
Por supuesto que lo estoy—, dice sonriendo. —¡Después de todo, soy un Grady!
Un día largo y tenso. Bill-E, a pesar de su buen humor y las afirmaciones de que no tenemos nada que temer, esta tan nervioso como yo. De alguna manera él esta peor, se ve muy pálido y ha estado enfermo un par de veces. Él dice que es un virus que ha tenido los últimos días, pero estoy seguro de que son los nervios.
Tal vez deberías ir a casa—, le sugiero mientras regresa de su viaje más reciente de vomitar en el baño.—No seras de mucha utilidad vomitando todo el tiempo.
No estés tan seguro—, dice sonriendo nerviosamente. —Tal vez pueda repeler al hombre lobo con vómitos
¡Eso es algo que nunca había visto en las películas!— Reí.
Bill-E tiene que salir en la tarde, para volver con sus abuelos y fingir que ha estado en la escuela. —Cenare algo rápido, haré la tarea, y luego les diré que vengo aquí por la noche, que es parte de un proyecto del aréa de naturales, que estoy haciendo un ensayo sobre los hábitos de las criaturas nocturnas.
No está tan lejos de la verdad— Señalo con una mueca.
En mi habitación. Solo un golpe en la puerta. Dervish. —¿Dónde está Bill-E?
Tenía que ir a casa.
Eso es una vergüenza, yo iba a cocinar crepes. Tengo un antojo repentino de ellos.
Empiezo a decirle que Bill-E volverá a pasar la noche. Antes de que pueda, dice, —tengo que salir más tarde.
¿Oh?
Me voy a reunir con Meera. Vamos a ver a algunos viejos amigos. Podría estar fuera toda la noche. ¿Estarás bien tu solo?
Asiento con la cabeza sin decir palabra.
Te daré un grito antes de irme—, promete.


En el teléfono con Abu Spleen, pidiendo hablar con Bill-E. —Acaba de llegar a casa desde la escuela —, dice con frialdad. —Está comiendo.
Es importante,
Todo parece ser importante hoy—, se queja, pero lo llama al teléfono.
Cuando regreses, entra por la puerta de atrás y tratar de no dejar que Dervish te vea—, le digo.
¿Por qué?— , pregunta.
Él sólo me dijo que va a salir por la noche. Él cree que yo voy a estar aquí solo.
¿Y?
Vamos a dejar el juego de 'es Dervish sin importar que pase',— declaro. —Si Dervish es lo que pensamos que es, podría haber problemas esta noche. Grandes problemas. Si no sabe que estás en la casa, no va a esperar encontrarte si se libera después. Esto podría funcionar a nuestro favor en caso de un ataque.
No va a haber un ataque,— Bill-E insiste.
Tal vez, pero entra por la parte de atrás de todos modos, ¿de acuerdo?
Un momento de pausa. Luego, en un tono moderado, Bill-E murmura, —De acuerdo.
Bill-E se cuela sin que Dervish lo vea. Se esconde en mi habitación. Nosotros mantenemos la puerta cerrada y nuestra voz baja cuando hablamos, lo que no es demasiado frecuente. Yo mantengo un firme control sobre el hacha que he estado llevando a todos lados las noches pasadas. Bill-E aún no se cree que estamos en peligro, pero tiene una espada corta tirada cerca de la cama, que fui a buscar para él abajo.
Está en un estado terrible, pálido y temblando. Ha estado enfermo tres veces en el espacio de las dos últimas horas. Ahora veo que no son nervios, que realmente está enfermo.
Deberías estar en casa en la cama—, le susurro mientras envuelve las mantas alrededor de sí mismo y traga un vaso de leche caliente.
Me siento como la muerte—, gime, con ojos llorosos.
¿Quieres irte?
Sacude la cabeza con firmeza. —No hasta la mañana. Voy a estar aquí contigo, para demostrar que Dervish no es un asesino.
Pero ¿y si...
Me corta la frase con un movimiento rápido. —¡Ahí viene!— Susurra, bajando de la cama, arrastrando sus mantas y vaso vacío con él y acostándose en el suelo, aguantando la respiración. Me siento en la cama y abro un cómic, que pretendo leer.
Momentos después, Dervish golpea y entra. —¿Vienes a cenar?
No esta, gracias. No tengo mucho hambre hoy.
Olfatea el aire, arrugando la nariz. —Huele mal por aquí.
Sí.— Me río con timidez. —Vomité antes. Creo que fue algo que comí.
Deberías habérmelo dicho.— Él se acerca y coloca la palma de su mano en mi frente. Si se inclina hacia delante unos centímetros más, va a detectar a Bill-E...
No hay fiebre—, dice Dervish, dando un paso atrás.
Por supuesto que no. Como ya he dicho, fue algo que comí.
Espero que eso sea todo lo que es.— Se ve preocupado. Mira su reloj, y luego mira por la ventana. —Si te enfermas más tarde, no voy a estar aquí para llevarte al médico. Tal vez deberías ir al Valle por esta noche.
Está bien—, le digo rápidamente. —Estoy bien.
¿Estás seguro?
Cruzo los dedos y sonrío alegremente. —Nunca me sentí mejor.
¿Mmmmmm.....?— No se ve feliz, pero cree en mis palabras. —¿Quieres que te traiga algo de la cocina?
No, gracias, bajare más tarde y tomare algo ligero.
Nos vemos mañana entonces.
Hasta mañana—, sonrío, y mantengo la sonrisa en su lugar hasta que sale.
¡Uf!— Suspiro cuando pasa el peligro. —Te puedes levantar ya.
Bill-E se eleva por encima de la cama como un fantasma, con una sonrisa enfermiza. Entonces su cara palidece, abraza su estómago y corre al baño.
Levanto mis ojos a los cielos y suspiro. De todas las noches en las que podría haber elegido estar enfermo, ¿por qué esta?



Noche. La luna sale. Un rugido desde el pasillo, —¡me voy!
¡Adiós!— Grito en la respuesta. Una rápida mirada compartida con Bill-E, entonces los dos nos apresuramos a la sala detrás de ésta, con el fin de ver la parte trasera del patio, y me pego al vidrio mirando a ver qué hace Dervish.
Apuesto a que se dirige directamente a la bodega,— Bill-E dice con confianza.
Eso espero—, suspiro.
Momentos más tarde Dervish surge y se acerca a la hoja de acero corrugado cerca de los galpones. Con mucho cuidado la quita, abre las cadenas y las echa a un lado. Bill-E está sonriendo con conocimiento, pero la sonrisa se desvanece cuando Dervish arrastra la hoja de acero corrugado de nuevo sobre la puertas, se vuelve y se dirige en dirección a la selva.
¿Qué hacemos ahora?— Pregunto suavemente.
Él simplemente puede estar yendo a ...— Bill-E comienza, pero no tiene el aplomo para terminar la frase.
Hay dos opciones,— gruño. —O lo dejamos ir, o lo seguimos.
¿Quieres ir al bosque a perseguirlo?— Bill-E pregunta con incertidumbre. —Si se transforma allí afuera y la bestia nos ve ...
Por lo menos sabemos qué esperar, y estamos preparados—, gruño, sopesando mi hacha. —Nadie más sabe lo que es. Si le dejamos ir y él mata ...
Bill-E pone los ojos en blanco, pero dice sombríamente: —Vamos a seguirlo.
Corriendo de la habitación. En la planta baja sala, Bill-E se detiene para tomar un arma, más larga y más aguda que la que le había dado antes. Mientras está con eso, arranca un par de cuchillos, coloca uno en su cinturón y me pasa el otro. —Doble seguridad—, dice.
Me gusta tu forma de pensar,— Digo con una sonrisa temblorosa.

Luego nos hemos ido, con coraje, con miedo, con locura, a perseguir a un hombre lobo.

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