28 de noviembre de 2011

CAPITULO 14


14. EL DESAFIO


Dervish acuesta a Meera en una de muchas camas de la mansión. Él la examina de nuevo, con más detalle esta vez. Trata de despertarla, diciendo su nombre y agitándola suavemente. Cuando eso falla va al baño, regresa con un vaso de agua, y con sus dedos arroja pequeñas gotas en su cara. Ella no se mueve.
Dervish se aleja sombrío.
Podría tratar de despertarla con magia—, dice, —pero no estoy seguro de qué tan grave es el daño. Podría empeorar la situación.
¿Por qué simplemente no la dejas dormir?— Pregunto. —Ella va a vivir, ¿no es cierto?
Eso creo.
Entonces déjala. Sería lo mejor, ¿verdad?
Dervish me mira, preocupado, y entonces sale de la habitación sin decir nada. Envuelvo a Meera con una manta, y a continuación, cierro la puerta y me dirijo al estudio.
Después de la oscuridad de la bodega, el estudio parece más caliente y brillante que nunca. Me pierdo en un gran sillón de cuero, las rodillas al pecho, la cabeza metida entre ellas, cansado ​​y con miedo.
Dervish está de pie al lado de un juego de ajedrez. Este es su juego favorito, las piezas basadas en los personajes de El Señor de los Anillos. Dervish recoge un hobbit de colores brillantes y juega con el distraídamente mientras habla.
No creo que alguna vez realmente hayas apreciado la complejidad del ajedrez—, dice. —Tan pocas piezas, y sin embargo, tantas posibilidades. No hay dos juegos iguales. Uno puede aprender las reglas en una tarde, y aún así pasar el resto de tu vida tratando de dominarlo.
¡Métete el ajedrez por el culo!— Le grito, reviviendo mi furia. —Bill-E esta encadenado en el sótano, retorcido y demente. Meera esta inconsciente, tal vez en estado de coma. Y todo lo que tu dices es...
Lord Loss juega al ajedrez—, interrumpe Dervish suavemente. —Los Demonata no son, por naturaleza, criaturas juguetonas, pero el es una excepción. No sé dónde ni cuando adquirió su hambre por el juego, pero cuando Bartholomew Garadex lo conocío, él ya era un jugador empedernido, si bien uno de una experiencia limitada.
¿A donde quieres llegar con esto?— Me quejo, aunque tengo una idea.
Cuando encontraste a tus padres, ¿te fijaste en los tableros de ajedrez?
Respiro superficialmente. Pensando. En la sangre. Las paredes como redes de arañas. Los demonios. Y, en el suelo, esparcidas, piezas de ajedrez y tableros rotos. Además del otro tablero en el estudio.
Sí,— suspiro.
Dervish habla con rapidez. —Bartholomew jugo muchos partidos con Lord Loss tratando de persuadirlo para ayudar a acabar con la maldición. Sus familiares no tenían permitido molestar a Bartholomew cuando estaban jugando, por lo que era la forma más segura de tener una conversación con él. Con el tiempo se dio cuenta de que a Lord Loss le importaba casi tanto el ajedrez como le importaba alimentarse del dolor de la humanidad. Por una corazonada, el viejo Bart rompió relaciones con el maestro demonio y le evitó durante varios meses. Cuando finalmente cruzó la línea divisoria con el universo Demonata otra vez, Lord Loss estaba hosco e irritable, ansioso por volver a jugar.
Bartholomew se negó.— Dervish se ríe con sequedad. —Es peligroso, desafiar a un demonio. Pueden ser abominables ángeles de la destrucción cuando son ofendidos. Lord Loss pudo haber soltado a todos sus familiares sobre el viejo Bart, lo que habría sido...
¿Él tiene otros, además de Artery y Vein?— Exclamo.
Oh sí—, dice Dervish. —Solo que esos son sus favoritos en este momento. Tiene cientos de familiares. Si los hubiera soltado sobre Bartholomew, lo habrían descuartizado, y toda la magia en el mundo no habría podido detenerlos.
Sin embargo, tal como el viejo Bart había apostado, Lord Loss no envió a los demonios. Tan intensa era su ira como su fascinación por el ajedrez, la cual al final fue más fuerte. En vez de machacar a Bartholomew, se quejó y se quejó y trató de negociar. Así Bartholomew pudo hacer un trato. Le dijo a Lord Loss que no jugaría a menos que el maestro demonio levantara la maldición de la Garadex.
Sin embargo no accedió. El ajedrez era una obsesión, pero no era tan valioso para él. Así que el viejo Bart intentó otro enfoque. Él propuso una serie de juegos en los que jugaría por la vida de los miembros de su familia. Después de largas discusiones, acordaron llevar a cabo un número determinado de partidos, ganaría el mejor de cinco juegos. Por cada competición que ganara Bartholomew, Lord Loss curaría a un Garadex. Pero si Bartholomew alguna vez perdía, Él tomaría posesión de su alma.
Y así comenzaron las competiciones, dos o tres veces por semana, siendo Lord Loss quien fijaba la cantidad. De acuerdo a los registros de Bartholomew, Lord Loss odia perder. Al igual que la mayoría de los Demonata, es despreciablemente orgulloso. Ellos se consideran superiores a los humanos, y perder frente a uno (en cualquier disciplina) es una gran desgracia.
Sin embargo, perdió— Dervish ríe roncamente. —Bartholomew dedico todo su tiempo al ajedrez, jugo durante horas y horas de día y de noche, con los mejores oponentes que pudiera encontrar, aprendiendo y mejorando. Perdió seis partidos en los primeros tres meses, pero desde entonces nunca más. Logro una racha de cincuenta y nueve victorias, que no mostraba señales de terminar.
Y luego murió.
Dervish se encoge de hombros. —Era viejo, y sus primeras batallas con los familiares le habían hecho mella. Fue pacifico, su final, murió mientras dormía
¿Qué sucedió entonces?— Le pregunto, absorto en la historia.
Durante mucho tiempo, nada—, dice Dervish. —Nadie en nuestra familia sabía sobre Bartholomew y Lord Loss. Nunca les contó cómo estaba logrando que se curaran. Varios Garadex son brujas y magos, pero no fueron capaces de descubrir los secretos de sus diarios, que había codificado con fuertes hechizos.
Con el tiempo, casi cuarenta años después de la muerte del gran mago, Davey McKay, un pariente lejano que había perdido cuatro de sus cinco hijos a la maldición, decodifico el diario y descubrio el secreto demoníaco. Inmediatamente contactó con Lord Loss en un intento de renovar las competencias y revertir el cambio de su hijo menor, que estaba empezando a transformarse.
El maestro demonio fue lento en responder. Bartholomew lo había humillado. Él no se fiaba de sufrir otra serie de derrotas a manos de un ser humano. Por otra parte, Davey no era mago, su alma era de poco interés para Lord Loss. Pero Davey era ingenioso. Él buscó una vuelta de tuerca a la imaginación retorcida de Lord Loss, un reto que apelaría a su deformada personalidad.
Dervish cae en un silencio pensativo. Todavía esta jugando con la pieza de ajedrez en forma de hobbit. Con su mano libre, abre un cajón y saca una foto. Lo desliza sobre la mesa. Miro. Mamá, papá, Gret y yo. Una captura de uno de los cumpleaños de papá.
La solución de Davey fue terrible—, dice Dervish mientras observo la foto —, pero que tenía que serlo. Lord Loss no estaba interesado en nada menos. Las reglas que propuestas fueron: un partido, el mejor de cinco juegos, al igual que antes. Si Davey ganaba, su hijo tendría su humanidad restaurada, y ambos serían libres. Pero si Lord Loss ganaba, podía matar a Davey y el niño.
Lord Loss estaba interesado en la idea de Davey, pero añadió unos pocas condiciones por su cuenta. Cuando jugaba con Bartholomew, le había dicho a su familiares que estuvieran quietos. Él se negó a conceder ese privilegio a Davey. Alguien tendría que formar pareja con el y luchar contra los demonios mientras jugaba. Mientras el protector de Davey viviera, los familiares no lo atacarían. Pero si su compañero moría serian libres de masacrar a Davey y a su hijo también.
Otra nueva regla fue que los juegos tenían que ser jugados de forma simultánea, para apilar la presión sobre Davey y su pareja. Y la cláusula final era que si Davey ganaba, tendría que entrar al mundo de Lord Loss y luchar contra él personalmente, por la posesión de su alma.
¿Qué?— Murmuro, incapaz de capturar el significado de la última parte.
Los juegos tienen lugar entre el universo Demonata y el nuestro—, explica Dervish. —Probablemente lo hayas notado en la habitación de tus padres, que había partes de nuestro mundo, así como fragmentos del de Lord Loss. Eso, en ese estado intermedio, era donde Davey desafiaría a Lord Loss. Si Davey ganaba, su hijo se curaría, y el niño y el socio de Davey podrían seguir adelante con sus vidas. Pero Davey tendría que entrar en el mundo de Lord Loss y luchar contra el demonio maestro en su propio terreno. Si ganaba, seria libre. Pero si perdía, Lord Loss tomaría el control de su alma, y ​​él viviría sus últimos días como un zombie.
Suena como un trato injusto para mí—, gruño.
Lo era,— Dervish está de acuerdo. —Pero esos fueron los términos. Davey tenía que aceptar. — Dervish hace una pausa y dice en voz baja, —Davey perdió. Su hermano se presentó como su pareja. Los demonios lo abrumaron. Davey fue asesinado antes de que siquiera uno de los juegos se decidiera. Su hijo también. Los tres fueron masacrados por los demonios.
Él toma la foto y mira en silencio.
Pero el sacrificio de Davey no fue en vano—, regresa. —Lord Loss desarrollo un gusto por este nuevo concurso. Se acercó a los familiares, aquellos con poderes mágicos, ofreciéndoles la oportunidad de competir por vidas como Davey había hecho.
La mayoría se negaron. Sin embargo, dos, con niños pequeños a punto de convertirse, aceptaron el desafío. Uno de ellos fue derrotado, pero el otro ganó. Su victoria le dio esperanza a los demás, y una serie de Garadex y Grady han aceptado el desafío a lo largo de décadas. Algunos ganan, otros pierden. La mayoría de los que ganan, posteriormente, pierden su alma en la batalla en el reino Demonata pero unos pocos han hecho el viaje de regreso, una prueba de que se puede hacer.
Dervish guarda la foto en el cajón y lo cierra lentamente. Parpadea como una lechuza y se pasa una mano por los ojos, luchando por contener las lágrimas.
Tus padres no ganaron—, dice. —Gret estaba infectada. Tu padre y madre desafiaron a Lord Loss. Uno de ellos resultó insuficiente para la tarea. Los tres murieron como resultado. Yo estaba destinado...
Su voz se detiene y se aleja, frotándose los párpados, temblando. —Tu padre y yo teníamos un acuerdo—, dice con tristeza. —Si alguno de sus hijos sucumbía a la enfermedad, yo iba a ser su pareja. Pensé que se había equivocado al tener hijos, pero yo aún así lo amaba a él y a sus niños. No iba a quedarme a un lado en su hora de necesidad —.
Entonces, ¿por qué no estuviste allí?— Yo lloro, con lágrimas corriendo por mis mejillas.
Él nunca me dijo que Gret estaba cambiando—, solloza. —Tu madre debe de haberlo convencido para hacerle frente a los demonios con él. Estoy seguro de que Sharon tuvo la mejor intención, pero yo era un mejor jugador de ajedrez, y un luchador mucho más fuerte. Cal debería haberme hecho cumplir mi promesa. Tendría que haber llamado. Tal vez yo podría haber ... —
Se derrumba. Sus ojos se cierran. Sus manos se aprietan en puños. Luego levanta la cara hacia el techo y aúlla. Desde el sótano me imagino que oigo un grito sonoro, como si Bill-E dejara de alimentarse momentáneamente y respondiera a la torturada llamada de su tío.
Yo dejo de llorar antes de que Dervish lo haga. No creo que llore con mucha frecuencia, por lo que tiene dificultades para recuperar el control. Cuando las lágrimas finalmente cesan y se está limpiando la cara con una manga de tela de jean, lo acuso tan suavemente como me es posible.
¿Estás diciendo que fue culpa de mamá?
Por supuesto que no.— responde con rapidez.
Pero si mi padre te hubiera elegido en lugar de ella ...
Dervish duda, eligiendo cuidadosamente sus palabras. —Tengo que ser sincero, yo era la opción lógica. Pero la lógica y la magia no siempre se mezclan. A veces a los aficionados les va mejor que los profesionales. Nadie sabe realmente cómo van a comportarse hasta que llega el momento.
Él saca un pañuelo y se suena la nariz. —Al final, todo es relativo. Tu padre escogió, correcta o incorrectamente, y ya sabemos el resultado. No podemos cambiar el pasado y estaríamos locos si lo intentáramos
Pero dejando de lado mis sentimientos personales acerca de su elección,— Dervish añade —No pienses que creo que haya sido culpa de tu madre. No lo fue. Era nuestra maldición, no la de ella. Ella se merece nada menos que el amor absoluto y el respeto por tomar esa maldición, y por jugarse su vida para tratar de evitarla.
Asiento con la cabeza lentamente, pensándolo bien. —Pero si ellos no hubieran puesto sus vidas en la línea—, le susurro. —Si hubieran llamado a los Corderos y no hubieran ido con Lord Loss ...
Estarían vivos.— Dervish dice sin rodeos. —Por eso he dicho que no te gustaría la verdad. Ellos pusieron la vida de Gret antes que la propia, y la tuya. Si no hubieran intervenido, habrías perdido a tu hermana, pero aún seguirías teniendo a tus padres.
Lo miro con incertidumbre, el labio inferior temblandome, parte de mí odiando a papá y mamá por hacerme esto, otra parte odiando a Gret, culpándola por el desastre.
Dervish lee mis pensamientos y sacude la cabeza con calma. —No vayas por ese camino, Grubbs—, dice. —Cal y Sharon hicieron lo que tenían que hacer. Habrían hecho lo mismo por tí si hubieras estado infectado. Sé que que te sientes engañado. Yo sé que los quieres de vuelta. Pero si lo piensas bien, y recuerdas a las personas que fueron, el amor que tenían para ti y para Gret, vas a entender por qué lo hicieron.
Tendrían que habérmelo contado— Yo me lamento. —Me dejaron completamente afuera. ... Yo podría haber ayudado. Yo...
No,— Dervish dice con firmeza. —Las reglas son claras, sólo dos pueden desafiar a Lord Loss y sus familiares. El decírtelo no habría logrado nada.
Me habría preparado para lo peor,— no estoy de acuerdo.
No creo que quisieran pensar en eso—, suspira Dervish. —Las dudas tienden a comer a una persona de adentro hacia afuera. La mayoría de los que se enfrentan a Lord Loss deciden no centrarse en todo lo que puede salir mal, ya que hace más probable que eso suceda.
Pero...— comienzo.
Grubbs,— Dervish interrumpe bruscamente, —nos podemos sentar aquí discutiendo toda la noche. Pero eso no hará que tus padres y Gret vuelvan. Y no va a ayudar a Billy. Dejar ir no es fácil, pero tienes que olvidarte de tus padres por un tiempo. Si no puedes, no me resultaras de ninguna ayuda .
¿'De ninguna ayuda'?— Le hago eco, con el ceño fruncido. —¿De qué me hablas? ¿que quieres que haga?
Dervish se inclina hacia adelante, sus rasgos impasibles. —Quiero que seas mi segundo—, dice. —Quiero que estés a mi lado y luches contra Vein y Artery mientras reto a Lord Loss en el ajedrez.
El mundo se adormece.


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