28 de noviembre de 2011

CAPITULO 13


13. LA MALDICIÓN


Un largo silencio. Queriendo gritarle a Dervish, llamarlo mentiroso, hacer que retire sus palabras. Pero no hay razón para que mienta sobre algo así. Nada más que triste honestidad en sus ojos.
 
Me siento enfermo. Al instante, enojado con papá por lo que hizo. Pero al mismo tiempo feliz, ¡no estoy solo! Pensé que había perdido todo cuando los demonios atacaron. Ahora descubro que tengo un hermano.
Esto es una locura— me quejo, desgarrado entre la rabia y el placer. —No sé qué hacer con esto. No puedo manejarlo.
Por supuesto que puedes,— Dervish dice. —Has podido soportar la muerte de tus padres y Gret, y esto es de poca monta en comparación.
Pero ... Siempre pensé que ... — Sacudo la cabeza, sin saber lo que pienso o lo que siento. —¿Por qué no le dijiste a Bill-E? Deberías haberlo hecho, sobre todo después de que su madre murió. Podría haber venido a vivir con nosotros. Papá podría ...
¡Cal no podía hacer nada!— Dervish ladra. —No sin revelar la verdad y entristecer a toda su familia.— Se pasa la mano por el pelo corto y gris. —Pero trató de hacerlo de todos modos. Él vino aquí a reclamar la tenencia de Billy cuando Emily murió, a pesar de los estragos que podía causar.
¿Por qué no lo hizo?— Pregunto.
Los Abuelos Spleen amenazaron con emprender acciones legales. Él podría haber peleado contra ellos en los tribunales, excepto que sabía que iba a perder, simplemente señalarían al juez que Emily no le había dicho al muchacho quién era su padre, ni le había permitido Cal estar a su lado mientras ella estaba viva. El no tenia esperanza .
¿No podrías haber lanzado un hechizo sobre ellos para que cedieran a Bill-E?
No soy tan poderoso—, se ríe sin humor Dervish. —Logre 'persuadirlos' de que me dejaran estar en la vida de Billy cuando Emily murió, pero eso fue todo lo que mi influencia pudo lograr.
Lo pienso un poco más, recuerdo como era Papá, lo mucho que amaba mi madre, lo felices que parecían juntos. Nunca sospeche que algo como esto. Creo que mamá tampoco.
Sé que es un shock—, dice en voz baja Dervish —, pero ¿puedo pedirte que lo dejes a un lado por el momento? Tienes el resto de tu vida para analizarlo. Billy no tiene el mismo lujo. Si no actuamos pronto ...
Dejo escapar un largo suspiro, un estremecimiento. Miro al niño inconsciente, ¡mi hermano!, en la jaula, su piel oscura y sus manos retorcidas. Recuerdo las fotos de las criaturas en los libros de licantropía de Dervish, deformadas e inhumanas.
De acuerdo. Hablaremos más tarde mi padre. — Me inclino hacia delante con atención. —Háblame sobre los hombres lobo.
Voy a hacer esto lo más corto posible—, dice Dervish. Saca de debajo de la mesa dos latas de Coca-Cola de un cajón, me pasa una y se toma con rapidez la suya. Yo tomo la mía a pequeños sorbos mientras él habla.
La maldición es muy antigua. Lo llamamos la maldición Garadex, ya que los Garadex fueron los primeros en nuestra familia en escribir sobre ella. Si otras familias la tienen, no sabemos acerca de ello. De vez en cuando escuchamos hablar de un extraño que ha cambiado, pero cuando investigamos su árbol genealógico siempre encontramos enlaces a nuestras familias.
Los científicos que han estudiado el gen licántropo dicen que es un algo único; que no lo han encontrado en ningún otro lugar en la naturaleza. Ellos no saben de dónde viene o por qué funciona como lo hace.
Termina su gaseosa, agarra otra y continúa. —Hemos mantenido el secreto para nosotros mismos. Somos una familia grande, rica y poderosa. Aquellos de nosotros que no estamos afectados por la enfermedad protegemos el secreto. Es por eso que Billy y tu no están bajo observación en un instituto científico .
¿Por qué debería estar yo bajo observación?— le pregunté. —Yo no soy un hombre lobo.— Hago una pausa, mientras me alcanza un pensamiento horrible. —¿Lo soy?
Dervish no me mira. —No sé—, responde en voz baja. —El Gen aparece al azar. A veces golpea a todos los miembros de una rama familiar, borrándolos de la faz de la tierra. En otras ocasiones, permanece inactivo durante dos o tres generaciones. Tú eres uno de tres niños. Gret y Billy ambos sucumbieron a la enfermedad. Me gustaría poder decir que eso te hace más o menos propenso a cambiar, pero no hay forma de adivinar.
El cambio aparece (si lo hace) en algún momento entre los diez y los dieciocho años. Ha habido un puñado de casos de niños más pequeños, pero nadie más allá de su adolescencia se ha convertido.
¡Es por eso que hay tantos jóvenes en el salón de los retratos!— Exclamo. —¡Esos niños se convirtieron todos en hombres lobo!
Dervish asiente con la cabeza con tristeza. —No hay cura conocida. Los que la contraen están condenados a vivir como animales trastornados por el resto de sus días. Por lo general no duran mucho tiempo, veinte años a lo sumo, si se les permite vivir.
¿Qué quieres decir?
Dervish golpetea la lata con sus uñas, una expresión lejana en sus ojos. —Es una terrible maldición—, dice en voz baja. —Ver a la persona que amas convertirse en un animal, encadenarlo y soportar su dolor ... Muchos optan por no obligarse a vivir esa angustia. Muchos de los padres ... — Detiene el golpeteo y endurece su expresión. —Los liberan de su miseria.
Trago con la garganta seca. —¿Los matan?
Asiente con la cabeza. —Ellos son bestias—, dice con rapidez antes de que pueda expresar mi horror. —Si están sueltos, matan. Hay un grupo de personas en la familia, un grupo llamado los Corderos, que se ocupan de los detalles si los padres no pueden. Verdugos de la familia, para ser franco.
Pero dijiste que había una manera de revertirlo—, le recuerdo, tratando de no pensar en todas esas caras de la sala de retratos, los terribles finales que deben haber tenido.
Ya voy a eso—, suspira Dervish. —Pero puede que sea mejor que sepas que quizás desearas que nunca te lo hubiese contado
Una larga pausa. Un gemido desde de jaula de Bill-E.
¿Cuándo va a despertar?— Le pregunto, mirando con nerviosismo.
Pronto—, indica Dervish. —Vayamos a mi estudio, que no sera bonito cuando despierte a los gritos.
No,— murmuro, agarrando el borde de la mesa. —Quiero estar aquí para él.
Dervish asiente con la cabeza comprensivamente y luego regresa a su historia.
Nuestros científicos no han sido capaces de descifrar el gen lobuno y encontrar una cura. Pero la ciencia no es la única manera de luchar contra una enfermedad. La magia funciona también.
Dervish se estira a través del escritorio, buscando entre los libros apilados a la izquierda y encuentra un tomo grueso. Al abrirlo, me lo pasa, y me encuentro a mí mismo mirando a los ojos del mago de la familia, Bartholomew Garadex.
El viejo Bart dedico una gran parte de su vida a tratar de liberar a la familia de su maldición—, dice Dervish.
Él creía que tuvo su origen en la magia. Durante décadas lanzo hechizos, experimento y buscó una cura en los volúmenes arcanos. Pero nada funcionó. Podía cambiar la forma un ser humano normal, pero no podía hacer nada con un hombre lobo transformado. Él era impotente, como todo el mundo.
Y entonces se encontró con una criatura que no lo era.
La cara de Dervish se oscurece. Alejando el libro de mí, lo cierra, y entonces alcanza la carpeta donde he encontrado el dibujo de Lord Loss.
¡Detente!— Susurro entrecortadamente. Él me mira interrogante. —Encontré eso cuando estuve aquí antes—, le digo, mirando a la carpeta con miedo. —El dibujo de Lord Loss me habló. Sus labios y los ojos se movieron.
Si hubiera sabido que estabas tan cerca de la verdad—, murmura Dervish, —Te habría advertido al respecto.— Apunta un pulgar a la puerta que conduce a la bodega. —Como te dije, la casa es segura. El terreno alrededor es seguro también. Pero dejo este sótano sin protección. Hay momentos en que tengo que lidiar con entidades no pertenecientes a este reino, y necesito una base desde la cual pueda hacer contacto .
Dervish pasa un par de dedos sobre la tapa de cuero, contemplando con una expresión de respeto y partes iguales de tristeza y miedo. —Lord Loss no puede cruzar la línea divisoria entre su reino y el nuestro sin ser invitado—, dice. —Una persona común podría mirar esa foto durante décadas sin ver nada malo.
Pero nosotros no somos normales. Has enfrentado demonios y despertado tu magia latente cuando escapaste a través de la solapa perro. Él fue capaz de utilizar tu poder para hablar contigo. No podría haberte hecho daño a través del libro, pero podría haber intentado engañarte para que lo llames .
Pero, ¿quién, o qué, es el?— Lloro.
Lord Loss es un Maestro Demonio—, dice Dervish. —Uno de los muchos seres sobrenaturales que existen en los bordes de nuestra realidad, en reinos mágicos independientes. Los llamamos Demonata. Algunos se inmiscuyen en los asuntos de los humanos, algunos no tienen nada que ver con nosotros, mientras que otros como Lord Loss, se alimentan de nuestra especie.
Me tiemblan las manos. Las aprieto entre las rodillas.
Lord Loss es un centinela de la tristeza—, dice Dervish. —Se alimenta del dolor y sufrimiento humano. Un funeral es una comida de tres platos para él. Una persona solitaria y suicida un delicioso aperitivo. Él se deleita con el miedo y el dolor, lo alienta siempre que sea posible, y luego los drena y se fortalece de la debilidad humana.
¿Cómo lo hace?— Grazno. —¿Cómo se alimenta?
Tendría que adentrarme en la metafísica para explicar eso—, resopla Dervish. —Digamos que tiene una veta psíquica a través de la cual puede absorber el dolor de una persona.
Ahora, el viejo Bart sabía acerca de Lord Loss, lo había visto alimentándose del duelo de miembros de la familia, pero no le importaba. Bartholomew sólo estaba interesado en levantar la maldición, no en alejar a los demonios. Pero más tarde en la vida, pasó un tiempo estudiando a los Demonata. Pueden vivir durante miles de años. Creo que Bartholomew esperaba aprender su secreto. Nunca lo hizo, pero en algún momento se enteró de que Lord Loss tenia el poder de revertir la licantropía .
¿Quieres decir que Lord Loss puede curar a Bill-E?— Sollozo.
Si él así lo quiere.
¡Entonces, vamos a llamarlo!— Le grito, saltando de la silla. —¿Qué estamos esperando? Convoquémoslo aquí y ahora y...
Los Demonata son malvados y egoístas—, interrumpe Dervish. —Es posible llegar a acuerdos con algunos de ellos, pero no van a hacer nada debido a la bondad de su corazón. Tu ya sabes que algunos ni siquiera tienen un corazón.
Entonces, ¿cómo ...?
Dervish me hace gestos para que me siente. Estoy exasperado, pero obedezco.
Bartholomew lo intento todo para que Lord Loss lo ayudara. Le rogó, amenazó, incluso ofreció su alma.
¿Las almas son reales?— Dejo escapar.
Absolutamente,— Dervish asiente con fuerza. —Y apreciadas por los demonios por sobre toda otra posesión. Un alma puede ser atormentada mucho más que un cuerpo. Si yo perdiera mi alma, mi cuerpo seguiría funcionando, pero en piloto automático. Seria como un zombie, una cáscara vacía, alimentándome, respirando, caminando, pero no pensando o sintiendo. Mientras tanto, en el universo de los Demonata, mi alma se somete a todo tipo tormentos imaginables, y a muchos que no lo son.
Si Bartholomew hubiera sido un hombre más joven, podría haber sido capaz de tentar a Lord Loss. El problema es que el alma sólo es buena para un demonio siempre y cuando la persona siga viva. El viejo Bart estaba cerca de la muerte. Lord Loss lo juzgó como una inadecuada compensación.
Sin embargo, Bartholomew era terco. Persiguió a Lord Loss y enfrento los ataques de sus familiares, sufriendo muchas heridas que apresuraron la hora de su muerte. Pero con el tiempo el viejo Bart descubrió la gran obsesión de Lord Loss, que era...
Rugidos guturales ahogan a Dervish. Bill-E esta de pie, apretando los barrotes de la jaula, agitándolos, gritando, su rostro es una máscara oscura de líneas furiosas, mostrando los dientes, girando violentamente de un lado a otro, sus ojos amarillos brillantes a través de las rendijas estrechas de sus párpados .
¡Bill-E!— Le grito, saltando, dando un paso hacia la jaula.
Despacio—, Dervish dice, agarrándome el brazo. —Recuerda lo que te dije, te matara si te acercas demasiado.
Miro aturdido como Bill-E grita, tira de las barras, patea y les da cabezazos, sus ojos todo el tiempo fijos en Dervish y yo.
¿Puede reconocernos?— Pregunto enfermizamente.
No—, responde Dervish.
Bill-E deja la lucha contra las barras y se aparta, disgustado. Tropieza con el ciervo, que tiembla con miedo. Se detiene y sonríe salvajemente. Da círculos alrededor de la bestia indefensa, oliendo, gruñendo.
Luego se lanza contra su cuello. Garras. Dientes. Desgarrando. Sangre.
Mis mejillas están húmedas. Estoy llorando otra vez.
Vamos—, susurra Dervish. —Podemos terminar esto en mi estudio.
No quiero dejarlo solo—, sollozo.
Los Hombres lobo no se sienten solos—, dice Dervish. —Solo sienten que hambre y odio.
Coge a Meera y me empuja hacia la puerta que conduce a la bodega. Hago una pausa en la salida. Una última mirada horrorizada hacia Bill-E, mi hermano. Entonces sigo mi tío hacia la cordura.


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