14 de enero de 2012

Capítulos 19 y 20

19. ESPIRAL AL CORAZÓN DE LA NADA

Corregido por: Thiago Agustín

 Lord Loss rodea a mi rey en el tablero del centro. Jaque mate. Yo río mientras mi rey se derrite.
Mientras aún burbujea, muevo un caballo hacia delante en el tablero a mi derecha, a continuación, me siento y jugueteo con mis dedos, silbando.
—Este show de indiferencia no te conviene. — Lord Loss dice secamente, atacando a mi caballo con un peón.
—No es un show. — sonrío, cambiando el juego al tablero a mi izquierda, empujando a una torre en territorio enemigo, apenas pensando en ello, sin detenerme más tarde para comprobar la respuesta de mi oponente.
—Esto es ridículo, Grubitsch. — Lord Loss dice.
Finge una sonrisa alentadora. —Si decides echar este partido a la basura, también estarás haciendo lo mismo con tu vida. Ya estás dos juegos abajo. No puedes darte el lujo de perder otra vez. Debes concentrarte. Si no es así, tú y tu tío...
—El ajedrez es tonto. —, lo interrumpo. —Como todos los juegos, es tonto y sin sentido. Las personas que lo toman en serio son tontas. Lo siento, pero no puedo pretender respetar tu locura por más tiempo, independientemente de lo que esté en juego.
El Maestro Demonio muestra sus afilados dientes grises. — ¡Podría estirarme y destrozarte en mil pedazos!— sisea.
—Pero eso no va a silenciar mi risa—, me río. — ¿Ya has movido?— Me inclino hacia delante para avanzar un peón en el tablero a la izquierda.
— ¡Deja eso!— grita. — ¡No he tenido mi turno todavía!
—Bueno, date prisa. —, gruño. —He perdido bastante tiempo en esta basura. Vamos a acabar de una vez.
Lord Loss tiembla. Empieza a decir algo. Se detiene a sí mismo. Murmulla oscuramente y toma uno de mis peones en el tablero de la izquierda. Antes de que lo haya colocado en el escritorio, hago avanzar el peón en el tablero más cercano a mi izquierda, y una vez más recurro a estudiar mis pulgares, haciéndolos girar sin pensar, recordando el verano, la TV, la música, cualquier cosa, excepto a Lord Loss, sus familiares y el ajedrez.
Lord Loss no sonríe más. Sus rasgos se retuercen con odio. Toma muchas largas y agonizantes pausas antes de cada movimiento, no para alargar el tormento, sino porque no está seguro de sí mismo.
Pienso en contar chistes o cantar canciones, pero no quiero pasar el límite. La indiferencia es lo suficientemente indignante. Él no está acostumbrado a los oponentes que no muestran interés por el partido o por su destino. Ha tenido largas décadas de deliciosos torneos de presión, alimentándose de la ansiedad de los que se enfrenta, volviéndose más fuerte debido a ella. Él no sabe cómo lidiar con un superficial y aburrido adolescente.
Yo no juego a ciegas, pero juego sin cuidado, usando la ofensiva en los tres juegos, usando riesgosas estrategias, rindiéndome a la mecánica aleatoria del ajedrez. Estoy presentando a Lord Loss más posibilidades de acabar conmigo de lo que podía haber soñado, pero no puede sacar provecho de ellas.



Este demasiado agitado para presionar por la matanza. El a tientas toma algunas de mis piezas, pero no intenta conseguir más capturas.
Y entonces empiezo a tomar sus piezas.
Capturo peones en primer lugar, unos pocos en cada tablero. Los alineo en hileras poco ordenadas, jugando con ellos mientras contemplo sus movimientos. Entonces, uno de sus caballos cae presa de mi reina en el tablero a mi derecha. En el tablero más lejano de la izquierda tomo una torre y un alfil en rápida sucesión. Mientras él lucha para reforzar sus defensas en ese juego, empujo mi reina por delante en el tablero al lado de él, directamente en la trayectoria de un alfil negro.
Lord Loss jadea, su rostro iluminado. Hacer avanzar al alfil, riendo intensamente, los ojos brillando de maldad.
Yo resoplo al Maestro Demonio y deslizo un caballo detrás de su alfil. —Jaque.
Se congela. Mira al caballo, y luego a su rey, luego a la reina capturada en la palma de su mano mutilada. Su mandíbula se estremece, y luego se endurece. —Una estrategia inteligente—, me felicita con helada cortesía.
—En realidad, sólo vi la oportunidad a medida que comías mi reina—, le respondo con sinceridad. —Suerte, supongo, ya la suerte siempre juega un papel importante en juegos infantiles como este.
Lord Loss gira la cara con disgusto. —Eres una desgracia para el juego—, gruñe.
—Castígame entonces—, le pico. —Hazme pagar. Colócame en mi lugar. — Adopto el tono desafiante de un niño. — ¡Te desafío a que lo hagas!
Sisea. Fija su mirada en los tableros. Los estudia febrilmente.
Juego con mi uña del dedo índice izquierdo y me pregunto si debería comenzar a usar alicate en lugar de tijeras.
El equilibrio de poder se tambalea violentamente entre nosotros. Lord Loss trabaja duro para hacerme perder a tres de mis peones. Yo respondo con los brazos cruzados persiguiendo a su rey con mi caballo en el tablero a mi izquierda, aquel en el que perdí a mi reina. Bloquea mi camino, ataca mi caballo y hace todo lo posible para repelerme, pero me quedo allí, divertido por su fracaso en la captura de mi caballo. Después de un rato me pongo a pensar en lo solo que se ve, un caballo blanco en medio de un mar de negro, y le proporciono compañía, adelantando un alfil y una torre.
Lord Loss pone todo su empeño en hacer desparecer a esas tres irritantes piezas blancas. Abandona por completo el ataque y persigue a mi caballo, alfil y torre, como si fueran responsables de algún insulto personal. Después de varios giros frenéticos y retrocesos, acorrala a mi alfil y se ríe con fuerza.
— ¡En el siguiente movimiento es mío!
—Creo que tienes razón—, suspiro, y luego sonriendo con picardía empujo un peón hacia adelante. No estoy muy seguro de cómo llegó allí, pero ahora está a sólo un casillero del final del tablero, donde se puede cambiar por cualquier pieza que quiera. —Pero en la siguiente jugada, mi peón se convierte en una reina, la cual es preferible a un alfil, ¿no crees?
Lord Loss mira fijamente al peón, luego al caballo, y luego de vuelta al peón
Dos de sus brazos extras se descruzan de su pecho. Él se tapa los ojos. Y gime.
—Jaque mate.
Murmuro la palabra secamente y me rasco el codo izquierdo. — ¿Puedo hacer que tu rey se derrita?— pregunto con curiosidad.
Lord Loss no responde. Sus ojos están fijos en el rey atrapado en el tablero a mi izquierda, como si pudiera crear una salida si mira el tiempo suficiente.
—Te pregunté si podía hacer que tu-
El rey negro estalla en fragmentos diminutos. Yo me inclino hacia atrás para evitar los pequeños cristales. Cuando miro de nuevo, la cara de Lord Loss está salpicada de fragmentos brillantes. Escurre sangre de los cortes.
—Deberías cuidar más tu apariencia—, le digo. —Nunca vas a atraer chicas con una cara fea como esa.
—Me asegurare que sufras por esto—, dice con voz ronca, sus ojos rojos saltones. —Ganes o pierdas, voy a encontrar la forma de darte un reembolso por los insultos que me has dicho esta noche.
—No sé de lo que estás hablando—, sonrío. —Seguramente no puede ser un insulto mostrar ningún interés en un juego en el que no tengo ningún interés.
—Más tarde—, susurra Lord Loss, sacudiendo la cabeza violentamente. — ¡más tarde!
Se vuelve al tablero a mi derecha, el que tiene las piezas incas y se cierne sobre ella en un silencio amenazante, pensando con intensidad.
Ataca con dureza en el tablero de Inca. Progresos lentos pero constantes. Cortando mis ataques. Obligándome a retroceder. Haciéndome regresar a mi mitad.
Yo no hago caso de la creciente amenaza. Cuando no puedo mover hacia adelante, me deslizo hacia un lado, danzando fuera de la trayectoria de sus soldados, encogiéndome de hombros cuando él se hace con una de mis torres, riendo cuando mis caballos saltan en una trampa.
El aliento de Lord Loss se espesa mientras se acerca a la victoria. Sudor de sangre se filtra por los poros. Se sienta en el borde de su silla.
Ignoro el peligro que me encuentro. Mantengo un ojo en Dervish mientras muevo un peón hacia adelante. Está atrapado en un estrecho combate cuerpo a cuerpo con los familiares, alejando a Artery de su garganta con el brazo extendido, mientras Vein mastica su pierna izquierda. Parece serio, pero observo con desinterés.
Lord Loss gruñe contento y toma mi peón. Un camino se está abriendo hacia mi rey. Otro par de movimientos y voy a tener que sacrificar a mi reina.
—No te estás riendo ahora—, señala la Lord Loss sádicamente.
—Sólo porque mi risa parece molestarte—, le sonrío dulcemente, enviando a uno de mis caballos a la derecha del tablero, para cubrir mi reina.
Lord Loss adelanta una torre, bloqueando el camino de retirada de mi reina. Muevo mi caballo de nuevo, colocándolo entre mi reina y su torre. Sonriendo maliciosamente, rápidamente toma mi caballo con un peón.
Me estremezco, entonces guiño. —No puedo creer hayas caído en eso, — suelto con una carcajada.
Recogiendo mi reina, la muevo diagonalmente a través del tablero, a través del hueco dejado por el peón que se movió para capturar a mi caballo y elimino a la reina negra de Lord Loss del tablero.
Su respiración se detiene. Su boca se cierra. Su estómago ruge.
—Jaque mate en cuatro movimientos, — Tomo nota con aspereza. — ¿O es en tres?
En respuesta, Lord Loss recoge a su rey y lo aplasta suavemente entre sus dedos mutilados.
—Dos-dos—, croa, y se gira al tablero de mi izquierda, el último juego, el que decide mi destino.
Lord Loss mueve sus piezas lentamente. Él juega con la triste ausencia, su cara miserable, retrocediendo cada vez que la capturo una de sus piezas, entregándome el juego, sin una lucha real.
Siento una burbuja de alegría aumentar en mi pecho y rápidamente la exploto. Si muestro alguna emoción ahora, podría apoderarse de ella y revivir con broche de oro. Aunque es difícil, sigo siendo despreocupado, moviendo mis piezas por instinto, no de forma automática, sin entregarme a los pensamientos de victoria.
Poco a poco desintegro sus defensas. Hago jaque a su rey y se bate en triste retirada. Durante un par de movimientos amenaza a mi reina, pero luego la quito del peligro y hago jaque de nuevo, esta vez con una torre.
Por segunda vez su rey se ve obligado a huir.
Poco tiempo después, lo atrapo en el lado izquierdo del tablero. Está atrapado entre mi reina, dos caballos y un alfil. Él empieza a mover su rey. Hace una pausa. Lo contempla nuevamente. Suspira profundamente y hace caer su rey.
—Jaque mate—, entona con aire taciturno.
Parpadeo, no lo había visto. — ¿Estás seguro?— Le pregunto, con el ceño fruncido.
En respuesta él mismo se hace a un lado de la mesa y flota fuera de la silla, el rostro impasible.
El correr real del tiempo cae sobre mí. Soy golpeado por una ola de aire caliente. Sonidos. El aullido de Bill-E, el chasquido de los dientes de Vein y Artery, los gruñidos de Dervish. Me giro. Mi tío esta en el suelo, luchando con furia contra los demonios. Sangre por todas partes. Su pierna izquierda cercenada. Su mano derecha completamente masticada.
— ¡Detenlos!— Yo grito, lanzándome a la ayuda Dervish.
Artery me oye, se vuelve y gruñe. Extiende sus manos, con la de carne Dervish atrapada entre los dientes. Se levanta a mi encuentro.
—Paz, Artery, — Lord Loss dice, y el demonio se detiene. —Basta, Vein—, ordena, y el monstruo con cabeza de cocodrilo deja de masticar el brazo de Dervish y mira interrogante a su amo. —He sido derrotado. Debemos respetar las reglas del juego.
Los demonios gimen y farfullan enojados. Las llamas destellan en los ojos de Artery y silba a su Señor, moviendo la cabeza negativamente. Vein abre y cierra su boca, girándose de nuevo hacia Dervish.
—Me obedecerán, — Lord Loss dice en voz baja —, o responderán con sus vidas.
Los demonios hacen una pausa. A continuación, Vein cierra sus dientes alrededor del brazo de Dervish. Dervish grita. Una cegadora luz roja llena la bodega. Cierro los ojos y me cubro la cara con los brazos.
Cuando me atrevo a mirar otra vez, Vein se ha convertido en trozos de carne sanguinolenta alrededor de mi tío. Artery ha huido hacia una de las telarañas y gime con miedo.
Lord Loss flota hacia Dervish y lo estudia sin demostrar ninguna emoción mientras él se sienta y se pone a curar sus heridas, usando la magia para cerrarlas.
—Gané—, observo con cuidado acercándome a mi ocupado tío, temeroso de Lord Loss, ya que aún aunque haya matado al rebelde Vein todavía no confío en él.
—Ya veo— Dervish dice, sin levantar la vista de sus heridas.
Estoy algo decepcionado por su reacción. Yo esperaba aplausos y lágrimas, abrazos y palmadas en la espalda. No esto.
—No es necesario que suenes tan entusiasmado—, me quejo.
Dervish me mira. Una leve sonrisa cruza sus labios, luego se desvanece. —Estoy muy contento, Grubbs—, suspira. —De veras. Pero esto no ha terminado para mí. Tengo que luchar contra Lord Loss ahora, y es una pelea que probablemente no vaya a ganar. Así que aunque estoy extasiado por ti y Billy, estoy un poco demasiado preocupado por mí mismo para celebrar. —
— ¿De qué estás hablando? Hemos ganado. Le gané. Podemos...—
Me detengo, recordando las reglas del torneo. Lord Loss está bajo juramento obligado a curar a la persona afectada por la licantropía si pierde en el ajedrez, pero el que le gane debe viajar al universo Demonata y pelear con él allí.
— ¡Pero yo le gané!— Lloro, deteniéndome para llamar la atención de Dervish. —Yo soy el que tiene que ir con él y...
—No, — interrumpe Dervish. —El jugador siempre va, mientras que el que combatió a los familiares se queda. Pero ya que intercambiamos roles, podemos elegir quién se va y quien se queda. ¿No es así?— le pregunta a Lord Loss.
Lord Loss asiente con la cabeza ligeramente. —Es un punto ambiguo, pero he tenido suficiente de este joven. Arreglaremos cuentas en otro momento. Como prometí, va a pagar por esta humillación hacia mí, pero por ahora sólo quiero alejarme de él.
— ¡Pero estás herido!— Yo protesto. —No estás en condiciones de luchar más. Déjame a mí. Yo sé cómo ganarle. ¡Puedo hacerlo! Yo...
—Esto no es un debate— Dervish dice con aspereza. Agarra mis dos manos en él y las aprieta con fuerza.
—Has estado brillante en el juego, Grubbs, pero esto es harina de otro costal. Él es mucho más fuerte en su propio universo de lo que es aquí. Déjame a mí, ¿vale?
Las lágrimas ruedan por mis mejillas sin control. —Yo no quiero perderte—, sollozo.
—Pero debes hacerlo, — dice sonriendo. —Al menos por un tiempo. — Termina de curarse a sí mismo y se para, gimiendo en voz alta. Se gira hacia Lord Loss. — ¿La cura?
Lord Loss murmulla. —No lo había olvidado. — Flota a través del cuarto hacia la jaula. Bill-E se aleja, gruñendo, pero en un gesto del Maestro Demonio hace que vuele al otro lado de la jaula y le mete los brazos entre los barrotes.
Lord Loss envuelve dos de sus propios brazos alrededor de Bill-E y los otros seis los desliza a través de los barrotes de la jaula, abrazando al salvaje hombre-lobo. Ejerce presión hasta que Bill-E se queda quieto, luego presiona su cara hacia delante, coloca sus labios sobre los de Bill-E y exhala fuertemente, como si le estuviera dando respiración boca a boca.
Los dedos Bill-E se estiran rígidamente, y luego se cierran en apretados puños. Sus piernas tiemblan espasmódica mente, y luego se aflojan. Después de diez o doce segundos, Lord Loss rompe contacto y libera a Bill-E. El flota hacia atrás, tosiendo y escupiendo. Bill-E se tambalea en sus pies un momento y luego se desploma en el suelo.
Intento acercarme a mi hermano, preocupado. Dervish me detiene. —Espera. Él va a estar bien. Hay cosas que tengo que decirte antes de decir adiós —. Miro a mi tío, que habla con rapidez. —Ya sabes donde están los formularios, las tarjetas de crédito y los números de contacto. Úsalos. Actúa con rapidez. No tengas vergüenza de pedir ayuda. Y no dejes que las autoridades te lleven lejos de aquí. Quizás interfieran cuando descubran la condición en la que estoy, traten de separarte de mí. No los dejes. — Su rostro es triste.
—Lord Loss te ha amenazado, eso es grave. Él no puede hacerte daño en Carcery Vale, siempre y cuando te quedas fuera de esta bodega, pero eres vulnerable en otros lugares. Con el tiempo aprenderás conjuros para protegerte a ti mismo, de mis amigos te ayudaran, pero por ahora no debes salir del Valle.
— ¿Qué puedo hacer para detenerlos?— Le pregunto.
—Enfréntalos. Busca a mis abogados, tus abogados. Sé valiente. Demuestra que eres apto para vivir de forma independiente. No les des ninguna excusa para que te alejen de aquí. Meera te ayudará, si se recupera, pero tendrás que hacer un montón tu mismo.
Lord Loss se ha apartado al borde de la bodega, mientras que hemos estado hablando. Está flotando en frente a un espeso banco de hilos, señalando con los ocho brazos, murmurando algo inhumano. Artery se ha deslizado al lado de su maestro y esta acurrucado a su lado, sombrío.
A medida que observo, las telarañas brillan, y a continuación, giran en sentido horario, enrollándose y envolviéndose unas sobre otras. El centro de las telarañas vibra un par de veces, y luego se extiende hacia atrás a gran velocidad, abriendo un camino a través de las capas detrás de ella, creando un increíblemente largo embudo que rota desde la bodega hasta algún punto indeterminado.
—Cuida de Billy—, dice Dervish. —Él no recordara nada de esto. Depende de ti cuanto quieras contarle. No te aconsejare sobre ello. Si tú comienzas a cambiar... — Duda, y a continuación, prosigue. —Meera y uno de mis otros amigos podrían desafiar a Lord Loss por ti. Si quieres presentar pelea, pregúntale a Meera, y ella puede...
—No—, lo interrumpo en voz baja. —No voy a obligar a nadie a pasar por esto. No sería justo. Si la maldición cae sobre mí, me abandonare a ella, o llamare a los Corderos. Pero no le voy a pedir a nadie que enfrente a Lord Loss por mí. —
Dervish sonríe tristemente. —Es posible que pierdas algunos de esos nobles ideales cuando crezcas un poco más. — Su sonrisa se ablanda. —Pero espero que no.
—Ya es hora, Dervish Grady, — Lord Loss dice. El túnel espiralado que ha creado brilla rojizo, los hilos girando rápidamente. Artery salta al borde del embudo. Y es absorbido por el al instante. Gira varias veces, la cabeza sobre los talones, y luego se desvanece por las fauces del embudo, para no ser visto de este lado de nuevo, o eso esperemos.
— ¿Tienes que ir?— Sollozo, apretando las manos de Dervish.
—Sí—, responde con sencillez. —Si me niego, él podría traer a sus hordas de familiares y destruirnos a todos.
— ¿Cómo sabré... si tú... tienes éxito? — murmuro.
—Mientras este luchando, seré una cáscara vacía, sin emociones, aquí—, dice. —Si pierdo, eso no va a cambiar, y nunca sabrás, simplemente moriré de vejez. Pero si yo gano... — Él guiña un ojo. — ¡No te preocupes, lo descubrirás muy pronto!
Dervish se enfrenta a Lord Loss y al embudo. Toma una respiración profunda. La aguanta. Exhala con nerviosismo.
—Recuerda, Grubbs—, murmura. —No te des por vencido en mí. No importa cuánto tiempo pase, incluso si se trata de décadas, siempre hay esperanza.
—Cuidaré de ti—, le prometo, llorando desconsoladamente.
—Tu mama y tu papa habrían estado orgulloso de ti esta noche—, dice Dervish. —Gret también.
Con eso, me da la espalda y marcha dentro del embudo. Lord Loss se inclina cortésmente cuando se acerca, entonces despliega sus ocho brazos e intenta agarrar la garganta de Dervish. Dervish se aleja con rapidez, evitando la embestida del maestro demonio. — ¡Uh-uh!— Él se echa a reír — ¡No acabaras tan rápido conmigo!
Esquivando al demonio, agarra un hilo, gira alrededor, grita salvajemente, y luego desaparece en el embudo, convirtiéndose en un punto y luego nada.
Lord Loss flota hacia la apertura. Me mira, sus ojos fríos y llenos de odio. —En el pasado, he respetado a los que me ganaban, — gruñe. —Pero tú nos has menospreciado tanto al juego como a mí. Te estaré vigilando de cerca, Grubitsch Grady, y si alguna vez -
—Mi nombre es Grubbs— Yo gruño, cortándolo en seco. Doy un paso adelante, secándome las lágrimas de mi rostro. —Ahora vuelve a tu propio mundo, escoria parlante, y guarda tus amenazas para alguien a quien le interesen.
Por un momento parece que va a abandonar el protocolo y destrozarme en pedazos. Pero entonces, gruñe, gira y se lanza a sí mismo al embudo de redes. Hay un relampagueo. El mundo se vuelve rojo, luego negro. Las telarañas desaparecen. El túnel deja de existir en un parpadeo. Las paredes y el techo poco a poco regresan.
Termina.


20. EL CAMBIO

Corregido por: Thiago Agustín

 Trabajando automáticamente. Un viaje rápido a la casa en busca de velas nuevas. Entonces barro los escombros rotos de tableros de ajedrez y piezas fuera del camino. Metódico. Deshaciéndome de hasta el último fragmento.
Apilándolos ordenadamente contra las paredes. Necesitando mantenerme activo. Sin detenerme a pensar en el juego, la lucha, o en Dervish.
Su cuerpo se materializo cuando la realidad regreso. Pero sólo su cuerpo, no su mente. Está de pie junto a la pared a mi izquierda, vacío, sus ojos vidriosos.
Bill-E recupera la conciencia, y la humanidad, cuando estoy llegando al final de mi gran limpieza. — ¿Dónde estoy?—, murmura. — ¿Que está sucediendo?— Se pone de pie tembloroso y mira fijamente a los barrotes de la jaula. Su voz se levanta con miedo. — ¿Qué hago aquí? ¿Dónde está Dervish? ¿Qué...
—Está bien—, le cayó, busco la llave y abro la puerta. —Dervish está allí, por esa pared. No hay necesidad de tener miedo.
Bill-E tropieza fuera de la jaula y mira nerviosamente al hombre extrañamente inmóvil en las sombras de la luz de las velas.
— ¿Cual es la historia?— , pregunta. —Lo último que recuerdo es estar siguiendo a Dervish, luego nada.
No he pensado en lo que voy a decirle a Bill-E. Por eso digo que lo primero que me viene a la cabeza.
—Estábamos en lo cierto, Dervish era un hombre lobo. El te noqueó y te trajo aquí. Lo localicé y luche con él. Se recuperó. Estaba desolado cuando se dio cuenta de lo que había hecho; el cambio nunca lo había afectado de esta manera. Él me dio un libro con un hechizo en él y me dijo que lo lanzara.
—¿Qué clase de hechizo?— Bill-E pregunta, acercándose a Dervish.
—Un hechizo para calmarlo—, improviso. —Había estado guardándolo para una emergencia. Evita que se convierta en un hombre lobo, pero también le priva de su personalidad. Él es como un zombie ahora. Él no puede hablar o responder. No sé cuánto tiempo va a permanecer de esa manera, tal vez para siempre. Sin embargo, si se recupera, él estará seguro. Él no cambiara otra vez. —
Bill-E agita una mano delante de los ojos de su tío. Dervish no parpadea. Llora cuando me mira. —¡Yo no quería esto!— solloza. —Yo quería que dejara de hacer daño a la gente, pero no de esta manera!
—No había otra solución, sin llegar a matarlo—, le respondo en voz baja. —Dervish había controlado a la bestia durante todos estos años, pero se había vuelto más fuerte y estaba cerca de sobrepasarlo.
—¿Y no sabes cuánto tiempo estará así?— Bill-E pregunta.
Sacudo la cabeza. —Una semana. Un año. Una década. No hay forma de saberlo.
Bill-E sonríe débilmente. —Debe de haberme querido realmente para hacerse esto a sí mismo—, señala con orgullo. —Sólo un padre podría actuar de esta manera tan desinteresada.
Empiezo a decirle a Bill-E la verdad, que Dervish es su tío, mi padre era su padre, yo soy su hermano, y luego me detengo. ¿Qué lograría? Si yo le dijera, tendría que aceptar la muerte de su verdadero padre y ser huérfano. De esta manera, él cree que no está solo. Creo que es mejor tener un zombie por padre que no tener padre en absoluto.
—Sí—, yo asiento con voz cansada. —Él era tu padre. Sin lugar a dudas—. Dando un paso adelante, tomo una de las manos de Dervish y la presiono contra la de Bill-E. —Ahora salgamos de aquí, este lugar me da escalofríos.

Días.
Meera se recupera la tarde siguiente. No hay pérdida de memoria o lesiones graves. Yo le cuento toda la historia, mientras que Bill-E está en casa con Abue y Abu Spleen. Llora cuando ve a Dervish. Acuna su rostro. Llama su nombre. Recorre sus ojos en busca de un rastro de quién era.
Nada.


Semanas.
Abogados. Asistentes sociales. Banqueros.
Meera revisa los cajones de Dervish conmigo. Pone en marcha el aparato burocrático Mi mundo se convierte en un aluvión de documentos legales y asesoría profesional. Funcionarios preocupados ​​mantenidos a raya por los abogados de Dervish. Inspecciones periódicas. Visitas de los médicos y trabajadores sociales. Pruebas. Bajo observación. Probando que soy capaz de cuidar de mí mismo y de mi tío.
Dervish no es tan difícil de cuidar. Le quito su ropa cada noche y lo visto tan pronto como se despierta por la mañana. Puede ir al baño por sí mismo una vez que le señalan el camino correcto. Cuando le llevo a desayunar, se sienta y come. Después de eso hace lo que le digo, descansa, hace ejercicio o camina conmigo hasta el valle para abastecernos de suministros y demostrar a todo el mundo que está sano y salvo. Está vacío, lamentablemente es así, y tengo que pasar mucho tiempo con él.
Pero puedo enfrentar la situación.
Meses.
El otoño se acerca y tengo que empezar la escuela. Dejando a Dervish solo en la casa. Estoy nervioso los primeros días, preocupándome por él, pero cuando me doy cuenta de que todo estará bien, me relajo y me calmo.
Me siento junto a Bill-E en la mayoría de las clases. (He tenido que repetir un año, para compensar todo lo que no he podido ir.) Nos llevamos mejor que nunca. De vez en cuando hace mención de que la noche en el bosque y la bodega, pero cambio la conversación rápidamente, no quiero hablar sobre estas cuestiones.
Me gusta la escuela y hacer amigos, ¡incluso los deberes! Esto es la realidad, el normal, aburrido, mundo de todos los días Es genial estar de vuelta.
Un año.
Crezco diez centímetros. Me amplio. Siempre fui grande para mi edad, pero ahora soy positivamente gigante.
¡Y sigo creciendo! Bill-E me llama Hule El Impecable, y se refiere a nosotros como Largo y Bajo.
Él pasa muchos fines de semana con Dervish y conmigo, viendo películas en DVD y MTV. Él dice que hay que hacer una fiesta e invitar a algunas chicas más, dice que podríamos actuar como Lores de un castillo. Habla de conseguir un monóculo de su ojo izquierdo perezoso y llamarse Rey Bill-E Primero. Yo sólo sonrío y no digo nada cuando se a fantasear así. Por supuesto que estoy interesado en las chicas, pero no estoy listo para salir todavía. Un paso a la vez. Los demonios daban miedo, pero las chicas, bueno, ¡las chicas son realmente aterradoras!
Dervish no ha cambiado. Tiene tan poca vida como siempre, sus ojos en blanco, nunca sonríe o frunce el ceño, ríe o llora. Hablo con él todo el tiempo, contándole acerca de la escuela, hablando de los programas de televisión, describiéndole los problemas de matemáticas. Nunca muestra ningún signo de entendimiento, pero es reconfortante tratarlo como una persona ordinaria. Y tal vez, en algún lugar lejano, en medio de la sangrienta batalla, escucha, y tal vez ayuda.
Lo llevo a la peluquería una vez al mes, para que corten su pelo y su barba. Compro ropa nueva para él de vez en cuando. Experimento con varias marcas de desodorante. LO mantengo respetable y en forma, así que si alguna vez vuelve, no tendrá motivo de queja.
Meera se deja ver cada pocas semanas. Mantiene un ojo sobre nosotros. Me lleva fuera del Valle para ir a las tiendas más grandes. Yo le digo lo que dijo Dervish de no dejar Carcery Vale, pero ella dice que está bien siempre y cuando ella este conmigo. Pero tenemos cuidado de no demorarnos, volver siempre a un par de horas antes de la puesta del sol, ya que los demonios son más poderosos en el mundo de la noche. Ella suele quedarse a dormir cuando viene. Bill-E hace bromas al respecto y dice que estamos teniendo una aventura. ¡Ojala!
A menudo sueño sobre Lord Loss y sus familiares. Me preocupa su amenaza y lo que podría hacerme si alguna vez tiene la oportunidad. Bloqueo las entradas a la cueva secreta con tablones y decenas de clavos. Evito el estudio de Dervish tanto como me es posible, por miedo a que encuentre un libro acerca de Lord Loss que de alguna manera pueda permitir que él rompa las defensas mágicas de Dervish.
Pero aún más que sobre el Maestro Demonio, me preocupa el cambio. Cada vez que la luna llena llega duermo con nerviosismo, dando vueltas en la cama, imaginando lo peor, controlando debajo de mis uñas a primera hora de la mañana, examinando mis dientes y mis ojos en el espejo.
He aprendido de memoria los nombres y números de los Corderos, los verdugos Grady. Si tengo que llamarlos un día, yo rezo para tener la fuerza para hacerlo.
La mañana después de una luna llena. Catorce meses después de mi batalla con Lord Loss. Un día crujiente, coronado por el sol por la mañana. Me estiro. Bostezo. Pienso en la escuela. También acerca de una chica, Gossel Reni. Me gusta Reni. Muy linda. Y me ha estado dando la clase de miradas que me hacen pensar que tal vez piensa que soy lindo también. Preguntándome si es el momento para celebrar esa fiesta que Bill-E ha estado presionando para que hagamos.
Mis mejillas se sienten pegajosas. Curioso, me froto un par de dedos sobre ellas. Ellos vuelven húmedos ¡y rojos!
Mi cabeza se balancea. Mi corazón late con fuerza. Mi estómago se contrae. Los pensamientos sobre la escuela y Reni olvidados. Me caigo de la cama. Desesperadamente busco debajo de las uñas. Sucias, con tierra y sangre. Cabellos pegados a las manos y alrededor de mi boca.
Gimiendo. Arrancándome los pelos.
Corro fuera de la habitación y bajo las escaleras, casi cayéndome y rompiendo mi cuello. La cabeza me da vueltas.
Mi cerebro explotando. El vómito elevándose en mi garganta. Los números de teléfono se proyectan frente a mis ojos. 'Y el lobo morará con el cordero.'
En la cocina. Dervish está sentado a la mesa, poco a poco comiendo cereales con una cuchara. Camino en círculos, retorciéndome las manos, tirando de mi pelo. Mis ojos fijos en el teléfono colgado de la pared. Dejo de lado el pánico La calma cae sobre mí como una lluvia fría. Yo sé lo que debo hacer. Mejor es hacerlo ahora, tan pronto como sea posible, antes de que pierda la cabeza. Llamar a los verdugos. Entregarme a los Corderos. Arreglar para que otros se hagan cargo de Dervish. Despedirme de este mundo.
Camino hacia el teléfono, resignado a mi destino.
Una voz grave detrás de mí —Grubbs—.
Me giro lentamente, a regañadientes, por alguna razón, esperando ver a Lord Loss. Pero sólo esta Dervish.
Él sostiene una lata de pintura roja, una bolsa pequeña de tierra, y una peluda bufanda de lana cutre que ha rasgado en pedazos.
— ¡La expresión de tu cara!— Mi tío dice.
Y sonríe.







FIN.

2 comentarios:

  1. Hola yo tambien descubri hace tiempo a Darren Shan y es estupendo mi pregunta es traducir el siguente libro de Lors Loss por lo que se son 10 libros y estoi buscando el 2 por todos lados y no hay manera me tiene super enganchado
    gracias por el trabajo y por hacernoslo facil a los que quieren leer!!

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  2. Muy buen trabajo felicitaciones sigan adelante gracias.

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