4.
Canicas.
Traducido por: Jenni
Corregido por: Pau
Le miento a
mamá. Le digo que Art orinó encima de mí. Se sorprende, él nunca
ha hecho eso. Quiere cambiarlo. Le digo que es está bien, yo me
encargaré. Me apresuro al cuarto y me cambio los pantalones. Estoy
casi en la puerta cuando recuerdo que Art debería cambiarse también,
así que le busco ropa limpia. Considero decirle a mamá sobre el
comportamiento de la Sra. Egin. Entonces recuerdo su advertencia
“Degollar tu garganta desde tu oreja izquierda a la derecha”. No
digas ni una palabra.
Los días
pasan incómodamente. No puedo olvidar lo que la Sra. Egin dijo, su
expresión de bruja, apretando el parche de luz. “Me verás morir”.
Tendría que decirle a alguien. No importa si me amenazó. No podría
entrar a mi habitación si le digo a alguien y la encierran como la
loca y vieja bruja que es. Pero mojé mis pantalones. Si les digo del
resto, tendré que hablar de eso también... y no quiero que la gente
lo sepa. Así que no digo nada. Hago como si nunca gubiera pasado,
que ni siquiera importa. Y todo el día me siento como si mil
anguilas de terror se arrastraran dentro de mí.
Papá está
hablando con mamá sobre una feria artesanal cuando llego a casa.
Ella escucha en silencio, sentada junto al piano (estaba en la casa
cuando nos mudamos. Ninguno de nosotros toca). Ella frunce el ceño.
—Es una de
las ferias más grandes del país —dice papá—. Se realiza todos
los años, y algunos de los artistas de Paskinston siempre van y
representan al pueblo. Venden un montón de trabajos y obtienen
muchas órdenes. Es un verdadero honor ser invitado. Sería de mal
gusto rechazarles.
—¿Pero no
puede solo uno de nosotros ir y quedarse? —´pregunta mamá.
—Sí, pero
las parejas generalmente van juntas. No es sobre vender. Hay cientos
de artistas y personas interesantes allí. Es una oportunidad para
conocer, mezclarse, conocer gente. Sería divertido. —le doy a Art
a mamá y me siento junto a ella, siguiendo la conversación. Aprendo
un poco mas de la feria, donde la hacen, quienes van, cuantos días
estarían allá. Papá está orgulloso de ser un invitado y ansía
ir, pero mamá está preocupada por Art y por mí. No quiere dejarnos
solos.
—¿No
podemos llevarlos? —pregunta mamá.
—No es lo
acostumbrado. —dice papá pacientemente.— nadie más lleva a sus
hijos.
Mamá frunce
el ceño fuertemente. No nos hemos separado desde que dejamos la
ciudad, ni siquiera una noche. Pero si quieren ir, estarán fuera al
menos una semana.
—No
estarán solos —dice papá— los dejaremos con alguno de los
vecinos.
—Lo sé,
pero…
—A Kernel
no le importa, ¿o si, Kernel? —me sonríe ampliamente, esperando
mi apoyo. Si esto hubiera pasado ayer, habría dicho que sí,
inmediatamente. Pero la amenaza de la Sra. Egin está fresca en mis
pensamientos. Así que me encojo de hombros como respuesta.
—¿Estás
bien, campeón? —pregunta sorprendido.
—SIP.
—Si no
quieres que vayamos, solo dilo. No es tan importante.
—No. Me
refiero a que, no me importa. En realidad no. Es solo que… —no
puedo explicar el sentimiento sin decir la verdad. Así que de nuevo
me encojo de hombros.
—¿Qué
hay de Art? —Dice mamá, besando su cabeza, mirando a papá
—Art
también estará bien —responde y suena un poco impaciente.
—No estoy
segura, Caspian…
—Melena…
—suspira —. Mira, si esto es un problema, no vamos. Pero este va
a ser nuestro hogar ahora. Estamos a salvo aquí. No creo que
tengamos algo que temer aquí. ¿O sí?
—No.
—responde mamá calladamente.
—¿Entonces…?
Mamá hace
una mueca.— ¡No me gusta separarme de mis bebés! —exclama.
Todos nos reímos. Y todo está bien. Mamá balancea a Art en su
rodilla. Papá sonríe y la abraza. Me siento feliz y a salvo.
Pregunto qué hay de cenar y me olvido de la bruja y los malos
pensamientos del día.
La mañana
de su partida. Papá enciende el auto mientras mamá nos lleva a Art
y a mí a lo de Sally. Sally es una de las pueblerinas que vive sola.
Un poco mayor que mamá. Gorda. Canta genial. Tiene dos hijos, pero
están crecidos y ya se fueron.
—Vamos a
pasarla muy bien. —dice Sally cuando acomodamos las maletas en el
cuarto donde Art y yo nos quedaremos.
—Desearía
que hubiera un teléfono, así podríamos llamar y chequear que todo
esté bien. —murmura mamá. No hay muchos teléfonos en el pueblo y
Sally no tiene uno.
—¡Relájate!
—Sally se ríe.— estos chicos estarán bien sin ustedes por un
par de días. ¿Verdad, Kernel?
—Claro.
—sonrío. Y mamá me sonríe de vuelta, algo temblorosa.
Papá nos
llama y salimos. Está junto al auto. El asiento trasero y el
maletero están llenos de instrumentos y pinturas. Otras dos parejas
ya se han ido en caravana con la mayoría de las cosas que esperan
vender. Papá nos abraza.
—Cuida a
tu hermano —pide mamá, besando mi mejilla.
—Por
supuesto que lo hará. —Papá responde.— Kernel es el mejor
hermano del mundo. Cuidará a Art mejor de lo que tú o yo podemos
hacerlo.
Papá entra
al auto y lo enciende. Mamá nos abraza por última vez, luego se
sienta junto a él. Y se van.
Art, Sally y
yo, saludamos. Mamá se asoma por la ventana, y saluda, hasta que
cruzan en la esquina. Aunque Sally está con nosotros, no puedo
evitar pensar a medida que se alejan, que estamos solos ahora. Solos
Art y yo. En un pueblo remoto. Con una bruja.
Los días
pasan tranquilamente. Escuela, juegos con Art durante el almuerzo,
cena con Sally y otras cosas. A los pueblerinos les gusta compartir
comidas. Aquí no es educado comer solo todo el tiempo. Seguido
tenemos invitados o vamos a casa de los vecinos. Art no extraña a
mamá ni a papá. Come, bebe, juega y se comporta como siempre. No
llora cuando Sally lo baña. Sí, le da un mordisco en el antebrazo,
dejándole marcas, pero es normal para él.
—Deberíamos
cocerle los labios cuando no está comiendo —dice Sally, frotándose
el brazo. Pero es en broma. Ama a los niños. Por supuesto, prefiere
que no la muerdan, pero todo el pueblo sabe de los hábitos de Art.
Sally sabía en lo que se metía cuando se ofreció. Es extraño no
tener a mamá ni a papá. Las cosas eran diferentes cuando estábamos
en la ciudad. Seguido salían de noche, dejándonos con una niñera.
Y a veces se iban de vacaciones solos. No me importaba. Me gustaba
quedarme con otras personas. Siempre me daban golosinas. Pero este
ultimo año, hemos estado juntos todo el tiempo. Me acostumbré a que
estuvieran en casa todas las noches. Me sentía como cuando perdí mi
oso de peluche hace un par de años. Era un desaliñado oso gris,
nada especial, pero lo tenía desde bebé. Era mi compañía
continua, incluso cuando había dejado a otros osos. Lo llevaba a la
cama, en vacaciones, incluso al cine. Sentí como si un amigo muriera
cuando lo perdí. Esto es casi lo mismo. No tan mal, porque sé que
mamá y papá volverán. Pero es extraño. Como si algo estuviera mal
con el mundo.
Estoy
incomodo a la hora de dormir. La cama adicional de Sally es suave,
pero huele a mojado, como cuando mis medias están húmedas. Art se
duerme inmediatamente, encantado de compartir la cama conmigo. Pero
no puedo dormir. Estoy cansado. Me desperté temprano, sabiendo que
mis papás se iban, pero mis parpados no se quedan cerrados. Pienso
en la Sra. Egin. No la he visto desde la mañana se embrujó
conmigo. Me he ido por el camino largo a la escuela y regresado todos
los días desde eso. Intento reírme, hacer como si no fuera gran
cosa. Me dije que incluso imaginé las maldiciones y cuando apretó
el parche de luz. Pero sé lo que vi. No puedo hacer como que no
pasó. Y aunque no estoy tan asustado como la primera vez, aun estoy
sorprendido, tengo miedo de cerrar los ojos, en caso de que cuando
los abra, esté frente a mí, cacareando, y el cuchillo en mi
garganta.
Me volteo de
izquierda a derecha y luego de vuelta. Intento acostarme de espaldas
y luego boca abajo. Nada funciona. Enojado, dejo de intentar dormir,
esperando rendirme accidentalmente. Miro a mí alrededor, a la
acogedora habitación, y luego me concentro en los parches de luz. Se
ven como siempre, varias formas y colores. Cuento triángulos,
cuadriláteros, pentágonos, sextante… no, eso es un instrumento.
¿Sextillo? No estoy seguro. Creo que es así pero… quizás es un…
me despierto de pronto. ¡Hexágono! Claro, no puedo creer que no
recordara eso. El cerebro puede jugarnos malas pasadas cuando estas
cansado. Me volteo, bostezando, buscando a Art.
No está
aquí.
Primero
pienso que se dio vuelta a las sabanas, pero cuando las levanto no
hay señal de él. Me siento con rapidez. Sintiendo el peligro,
recordando las últimas palabras de mamá “cuida a tu hermano.”
Imagino a la Sra. Egin, entrando a escondidas, robándose a Art,
metiéndolo en una olla grande y negra e hirviéndolo vivo. Mi mundo
no es completamente oscuro. Los parches de luz me dejan ver hasta en
la noche más oscura. Mamá y papá intentaron convencerme que las
luces no eran reales, pero si son imaginarias ¿por qué tengo tan
maravillosa visión nocturna?
Salto de la
cama y me apresuro a la puerta, tan convencido de que no está en la
habitación que mi mirada se desliza sobre él y casi le caigo
encima. Entonces caigo en cuenta y me detengo. Parpadeo un par de
veces, para aclarar mis ojos. Art está en el centro de la
habitación. Hay un gran parche de luz naranja parpadeante sobre su
cabeza. Está jugando con canicas que Sally me dio temprano. Sostiene
dos de ellas sobre sus ojos, son anaranjadas, como la luz. Me ve y
sonríe, mirándome a través de las canicas naranjas. Por un breve
instante estoy completamente seguro de que hay alguien más con
nosotros en la habitación. Pienso que escucho un gruñido suave.
Volteo mi cabeza de izquierda a derecha. Nada. Vuelvo a mirar a Art.
Bajo la extraña luz naranja y con las canicas en los ojos, no parece
mi hermano. Empiezo a pensar que no es Art, que lo reemplazaron con
un espíritu maligno, que la bruja estuvo aquí. Estoy asustado.
Vuelvo a la cama.
—¿Art?
—Digo muy calladamente— ¿Eres tú? ¿Estás bien? —una risita
rompe el hechizo. Art baja las canicas. Y veo que por supuesto es él.
—¡Idiota!
—me rio de mi mismo. Voy, lo cargo y dejo las canicas en otro lado.
Sally me dijo que no se las diera, en caso de que se tragara una. Art
se queja y trata de alcanzarlas, pero le digo que es peligroso y me
entiende y se acurruca junto a mí, rozando mi hombro con sus
dientes, pero suave, no como cuando muerde a alguien. Me quedo ahí
con Art, con frio pero feliz, sonriendo ante lo tonto que fui. Art se
duerme en mis brazos. Lo cargo y lo llevo a la cama, lo arropo y me
acuesto a su lado. Acostado de lado, miro a la luz anaranjada que
sigue parpadeando. Parece que ha crecido, pero no es raro, los
parches cambian a menudo de tamaño. No me gusta esta luz naranja.
Hay algo espeluznante sobre ella. Me recuerda a la luz rosada que la
Sra. Egin apretó. Me doy vuelta y cierro mis ojos, tratando de
dormirme de nuevo. Pero puedo sentirla ahí, flotando en la fría
noche, iluminando el cuarto con un siniestro brillo naranja.
Parpadeando.
Gracias por el nuevo Cap. xD
ResponderEliminarGracias!!! exelente aporte
ResponderEliminarMe gustaria apoyarlos con la traduccion hay alguna manera?
Nos podes ayudar con la corrección o la traducción, o cualquier otra cosa que se te ocurra :D. Enviame un mail a flore_284@hotmail.com y hablamos.
EliminarSaludos