8 de marzo de 2012

Capítulo 7 - Demon Thief


7. CAMINANDO SOBRE EL AGUA
 Traducido por: Shintzu
Corregido por: Fede
El gris dura unos pocos segundos. Como una neblina alrededor mío, excepto que no hay sensación de humedad o frío. Luego se dispersa y me encuentro rodeado por la espesura. Un bosque de torcidos, enmarañados, tristes árboles.
Están aullando.


Al principio creo que algo más está haciendo el horrible ruido, como la mezcla de frenos de automóviles chillando y alguien cortando metal. Mi cerebro me dice que hay trabajadores en las cercanías, o algún animal extraño. Pero luego veo los árboles en movimiento, oscilando débilmente. Hay agujeros en su oscura y manchada corteza.
Y los aullidos provienen de los agujeros. Sin lugar a dudas.
Trato de aplicar la lógica a la situación, como Mr. Spock. (* Personaje de la saga Star Trek. Más info http://es.wikipedia.org/wiki/Spock) Los aullidos deben ser el viento que sopla a través de los agujeros. Excepto que no hay ningún viento. Y yo sé,  que los árboles están haciendo los ruidos ellos mismos. Que están vivos. Doloridos. Aullando de rabia, odio y hambre.
Yo busco la ventana, pero no hay nada. Ya sea que no se puede ver desde este lado o que se rompió en pedazos, mientras yo estaba mirando a los árboles.
Doy un paso vacilante hacia adelante. Hay un chapoteo suave. Miro hacia abajo. Veo agua por todas partes, cubriendo el suelo. Miro de nuevo a los árboles. No puedo ver las raíces. Todos están por debajo de la línea de flotación.
Me agacho, tratando de ver qué tan profunda es el agua. Pero es turbia y fangosa, y los árboles bloquean la mayor parte de la luz. Hundo un dedo. Se desliza hacia abajo hasta el primer nudillo, el segundo, el principio de mi palma. Empujo mi mano hasta la muñeca, sin tocar nada sólido. Miro fijamente a mi mano, luego a mis pies. Podría estar de pie sobre una plataforma. Excepto que lo sé del mismo modo que sabía acerca de los árboles que no es así.
¡Estoy de pie sobre la superficie del agua!
Me levanto rápidamente, el miedo esta regresando, seguro de que estoy a punto de caer y ahogarme. Pero a pesar de que el agua salpica cuando muevo mis pies, no me hundo. Exploro con el pie derecho, poniéndolo en un ángulo inclinado. Se sumerge en el agua. Pero cuando lo levanto y lo nivelo, la superficie me sostiene.
Doy un paso. Dos. Tres. No es lo mismo que caminar en la tierra. Es más como caminar por el piso de un castillo inflable. Pero de alguna manera imposible, el agua me mantiene de pie.
Le sonrío a la locura de la situación, y entonces grito cuando el dolor brota en mi brazo derecho. Me había olvidado por completo de mi brazo roto. El aumento repentino de dolor me recuerda que estoy caminando herido. Nunca me he roto un brazo antes. No me duele tanto como pensé, pero sin duda no es como pasear en un día soleado. Sigo caminando, tratando de mantener el brazo inmóvil. Es más fácil decirlo que hacerlo, ya que el suelo acuoso es desigual, difícil para mantener el equilibrio. No me siento como si fuera a caer, pero me inclino a la izquierda y la derecha bastante a menudo. Tengo que usar mis brazos para mantener el equilibrio, lo que pone en marcha de un nuevo el dolor.
Deliberadamente no pienso en donde estoy o la imposibilidad de caminar sobre el agua. No puedo empezar a preocuparme ahora por cosas como esas. Estoy aquí para encontrar a Art. Nada más importa. Puedo admirar el resto de la situación una vez que los dos estemos de vuelta en casa, seguros con Sally.
Sí, como si eso fuera a suceder, una voz interior ríe.
La ignoro. Trato de no dejar que los aullidos de los árboles me perturben. Tambaleándome en busca de mí hermano secuestrado.
El agua se ha filtrado a través de mis zapatos y calcetines, y está subiendo por las piernas de mi pantalón. No le hago caso. Tengo cosas más importantes de qué preocuparme.
No hay señales de los cuatro humanos, el demonio o de Art. Y no hay manera de rastrearlos. Si estuviéramos en un bosque normal, tal vez habría huellas. Pero aparte de las ondas cuando me muevo a través del agua, la superficie es lisa, sin marcas.
No he visto animales o aves. Sólo los árboles. Y ni siquiera hay hojas en ellos. Pensaría que están muertos si no fuera por los gritos, que hacen eco sin descanso. El ruido es como las agujas taladrando mis tímpanos.
“¿Y ahora qué?” la voz dentro de mi cabeza se pregunta.
—Sigamos caminando—, le respondo en voz alta, tratando de ahogar los gritos de los árboles. —Tienen que estar por aquí. Los encontraremos.
“No necesariamente. Puede ser que se hayan ido a través de otra ventana. O tal vez no terminaron en el mismo lugar que tú.”
—Los encontraré—, yo insisto.
“¿Qué pasa si no lo haces? No hay nada para comer. Ningún lugar al cual dirigirse. Cada parte de este bosque se ve igual. Y ¿cómo vas a dormir? El agua puede no sostenerte si te acuestas. E incluso si lo hace, vas a empaparte hasta los huesos.”
—Puedo dormir en las ramas de un árbol.
“Tal vez se alimenten de humanos,” la voz sugiere.
—No seas estúpido, — murmuro poco convincentemente. —Y es probable que haya peces en el agua. Puedo pescar uno para comer.
“O puede ser que ellos te atrapen a ti,” hace notar la voz. “Podría haber tiburones. Monstruos submarinos. Esperando. Acercándose a matar. Debajo de ti en este mismo min-“
—Cállate—, gruño.
— ¡Art!— Grito. — ¡Art!
No hay respuesta. El grito de los árboles probablemente amortiguaría su llanto incluso si estuviera aquí e intentara responder a mi llamado. Es inútil. Nunca lo encontraré. Es probable que esté muerto de todos modos, reducido a jirones por el demonio. Debería tratar de encontrar el camino a casa. Preocuparme por mí mismo, no por mi hermano ya condenado.
Pero no puedo pensar de esa manera. No lo haré. Tengo que creer que él está vivo. La idea de volver a casa sin Art (incluso si supiera cómo) es demasiado horrible para tenerla en cuenta.
No tengo idea de cuánto tiempo he estado aquí. Mi reloj no funciona, se detuvo cuando vine a través de la ventana gris. Se siente como un par de horas. Estoy mojado, frío, triste, solo. Tratando de no pensar acerca de Logan y los niños asesinados por el demonio. Estremeciéndome cada vez que en mi cerebro se recicla una imagen del derramamiento de sangre. Me obligo a centrarme en otros recuerdos. No hay tiempo para hacer frente a la masacre. Tengo que concentrarme en la búsqueda de Art.
Algunas pequeñas manchas de luz color naranja parpadean varios metros delante de mí. Comienzan a pulsar poco después de que me acerco. Se mueven conmigo mientras me muevo por el acuoso bosque, haciéndome compañía.
Llego a un pequeño claro. Los árboles no crecen tan densamente juntos aquí. Puedo ver el cielo, oscuro y púrpura. El sol brilla debilmente en mi lado izquierdo ¡y un segundo sol brilla debilmente a mi derecha!
Me froto los ojos y miro de nuevo. Los soles siguen alli. No es tan fuerte como el sol al que estoy acostumbrado.
Más pequeños, más débiles. No estoy tan sorprendido por los soles gemelos como debería estarlo, el agua y los árboles aullando me tenían sobre aviso del hecho de que yo ya no estaba en mi propio mundo. Me pregunto cómo funcionan el día y la noche aquí, o si incluso hay noche.
Mientras estoy mirando hacia arriba, varios parches de luces titilantes pasan. Diferentes colores, formas y tamaños, poco a poco deslizándose en la misma dirección. Miro a mí alrededor y noto otros parches pasando a través de los árboles, convergiendo en un punto lejano a mi izquierda. Sin ningún tipo de pista, he estado caminando sin rumbo fijo. Ahora me decido a seguir las luces en movimiento.

***

Cerca de una hora más tarde veo a las cuatro personas que entraron por la ventana persiguiendo al demonio.
Ellos están de pie en un claro, el viejo barbudo un poco al margen de los demás. Creo que está murmurando un hechizo, sus manos agitándose a sus costados. Él es el foco de las luces pulsantes.
Se están reuniendo en el espacio delante de él, uniéndose, formando una ventana como la del campo del pueblo.
Me arrastro hasta ellos sin que me vean.
—... Todavía digo que deberíamos haberlo matado, — la mujer india está diciendo. —No estuvo bien, dejarlo asesinar a los niños y que escape con uno de ellos. Se supone que debemos proteger a las personas. Ese es nuestro deber.
—El maestro sabe lo que está haciendo—, dice el hombre negro. —Él no habría permitido que el demonio huyera sin una buena razón.
—Ya te acostumbrarás a la gente muriendo—, la joven rubia dice. —Beranabus no está interesado en salvar la vida de unos pocos individuos. Él no tiene tiempo para trivialidades.
— ¿Trivialidades?— la mujer india explota. — ¿Llamas a la pérdida de vidas humanas una triviali-?
—No, — interrumpe la mujer más joven. —Así es como Beranabus las llama. Dice que servimos a un propósito mayor, que nuestra misión no es nada menos que la protección de la humanidad misma. Él dice que no puede preocuparse de todos los humanos asesinados por los demonios, o perder el tiempo persiguiéndolos. No le importa que ustedes grupete lo hagan, pero nosotros-
— ¡Estoy intentando trabajar!— el hombre anciano, Beranabus, ladra girándose furiosamente. —Si dejaran de parlotear como palomas, tal vez yo podría...— Él me ve y se detiene. — ¿Quien diablos es ese?
Los demás se giran adoptando una actitud defensiva. Se detienen cuando me ven.
—No parece un demonio—, dice el hombre negro.
—Algunos no lo hacen, — la joven gruñe. —Algunos pueden tomar forma humana. Tienes que ser muy cuidadosa.
Ella levanta su mano derecha. Puedo sentir el poder en la punta de sus dedos. Poder dirigido a mí.
— ¡No!— Sollozo. — ¡No me hagan daño! ¡No soy un demonio! ¡Me llamo Kernel Fleck!
Los dedos de la joven se doblan hacia adentro, reteniendo el poder mágico que estaba a punto de desatar. Frunce el ceño. —No suena como un demonio.
—Es el chico del pueblo—, dice la mujer india. —Él estaba con el niño que Cadáver secuestro. — Me sonríe. —Hola
—Hola—, rechino nerviosamente.
— ¿Qué está haciendo aquí?— Beranabus resopla.
—Me imagino que nos siguió a través de la ventana—, dice la mujer india. — ¿En busca de su hermano, tal vez?— Arquea una ceja interrogante hacia mí.
—Sí. El monstruo, o demonio, se llevó a mi hermano, Art. He venido a traerlo de vuelta.
—Tonterías—, Beranabus resopla. —A estas alturas ya lo debe haber sacrificado y devorado.
— ¡Beranabus!— la mujer india sisea. — ¡No digas tal cosa!
— ¿Por qué no? Es verdad.
—Eso no lo sabes. E incluso si lo es, no deberias decirlo. No delante de... — Ella asiente con la cabeza hacia mí.
Beranabus ríe. —Si el niño se atrevió a seguirnos, es lo suficientemente audaz para conocer la verdad. ¿No es así, chico? No tenemos que mentir. Prefieres que seamos honestos al respecto, ¿no?
—Art no está muerto—, le digo, mi voz temblorosa. —Está vivo. Voy a traerlo de vuelta.
— ¿Se lo arrebataras a Cadáver?— Beranabus ríe de nuevo. —Eres valiente, pero estúpido. No podrías encontrarlo aunque buscaras por el resto de su vida. Por lo que en realidad no importa si está vivo o no, ¿verdad?
— ¿Es ese el nombre del demonio?— Le interrogo, haciendo caso omiso de su pregunta. — ¿Cadáver?
—Así es. Pero eso no te sirve de nada. ¿Qué vas a hacer, informarle a la policía?
—Tenemos que enviar a este chico de vuelta—, dice la joven. —Abrir otra ventana. Regresarlo.
—No tenemos tiempo—, dice Beranabus. —Cadáver sabe que estamos detrás de él. Está huyendo. Cuanta más ventaja le demos, más difícil le encontrarle.
—Eso no importa. Debemos-
— ¿Lo están persiguiendo?— Interrumpo, emocionado. — ¿Están persiguiendo al demonio que robó a mi hermano?
—Sí, — dice Beranabus, sus ojos parpadeando.
—Entonces, iré con ustedes. Por favor. Déjenme. Cuando lo encuentren, si Art sigue estando... ya saben... Puedo recuperarlo. Llevarlo a casa.
—No, — la mujer india dice de inmediato. —Es demasiado peligroso. No sabes en lo que te estarías metiendo... Discúlpame, pero ¿Como dijiste que te llamabas?
—Kernel. Kernel Fleck.
—Mi nombre es Sharmila. — Ella sonríe. —Tienes que ir a casa, Kernel. Si encontramos a tu hermano, lo llevaremos contigo. Lo prometo.
—No—, le digo obstinadamente. —Quiero ayudar a encontrarlo.
— ¿Ayudar?— Repite Beranabus, levantando una ceja divertido. — ¿Cómo es exactamente que planeas ayudar?
—Yo. .. No lo sé. ¿Con los hechizos? ¿Las luces?
— ¿Qué luces?— Beranabus frunce el ceño.
Señalo a los parches de luz que se unen arriba de él. Él mira a donde estoy apuntando y su ceño se profundiza. Me doy cuenta de que estas personas no pueden ver los parches tampoco. Antes de que pueda explicar, el hombre negro toma la palabra.
—Sharmila y Nadia están en lo cierto, Maestro. Este niño no pertenece aquí. Hay que devolverlo. Si no lo hacemos... Si lo dejamos en este mundo de pesadilla lleno de agua y árboles gritando ... no seremos mejores que los demonios que tratamos de detener.
Beranabus resopla. —Una linda declaración, Raz, pero yo nunca afirme ser mejor que los Demonata. Yo digo que lo dejemos, y mi palabra es irrevocable, ¿no es cierto, Nadia?
Mira con dureza a la joven. Ella le devuelve la mirada desafiantemente durante unos segundos, luego la baja. —No tomaría mucho tiempo abrir una ventana...— murmura. —Yo podría hacerlo mientras buscamos a Cadáver.
—No eres muy experta en encontrar el camino—, dice Beranabus. — ¿Qué te hace pensar que podrías encontrar el lugar correcto?
—Podría intentarlo—, insiste. —E incluso si no encuentro el punto exacto, puedo regresarlo a nuestro mundo. El podría hacer su propio camino a casa desde allí.
Beranabus piensa un momento y luego se encoge de hombros. —Que así sea. Pierde el tiempo si así lo deseas. Pero mantente fuera de mi camino, no interfieras con-
— ¡No me iré!—, grito. — ¡He venido a encontrar a Art y no me iré a casa sin él!
—Kernel—, el hombre negro, Raz, dice, —Tú no sabes lo que está sucediendo. Esto no es lugar para niños. Tienes que ir a casa. ¿No es así, Sharmila?
—Sí, — la mujer india dice, mirándome como un profesor enojado. —Yo te di mi palabra de que traeremos a tu hermano si lo encontramos vivo. Eso tendrá que ser suficiente.
—Confía en mí—, la mujer más joven, Nadia, dice con una sonrisa triste, —no te quieres quedar aquí. Nos has seguido a un universo diferente, al hogar de los Demonata. Es un agujero infernal. Esta parte no es tan mala, pero nos vamos a encontrarnos mucho peor muy pronto. Y tú no quieres estar con nosotros cuando eso suceda. Yo no estaría aquí si pudiera elegir .
—No me importa—, le digo, a punto de llorar. —Art es mi hermano. Mamá me dijo que lo cuidara. No voy a volver solo. — En un susurro, con la voz quebrada, agrego, —no puedo.
Los ojos de Sharmila se suavizan con lástima. —Lo siento, Kernel. Hemos hablado con dureza. Pero tienes que entender, es imposible. No puedes quedarte. No significarías ninguna diferencia aquí. Debes ir a casa. Tus padres estarán frenéticos, pensando que los han perdido a los dos. Eso no es justo, ¿verdad?
—No, pero...— No puedo encontrar las palabras para explicarme.
—Suficiente charla, — gruñe Beranabus, perdiendo la paciencia. —El chico quiere quedarse... y ustedes grupete quieren enviarlo a casa... esto se decide fácilmente.
Agita una mano hacia mí. De repente, estoy volando por el aire. Me golpeo duramente contra un árbol y grito por el shock y el dolor, sobre todo de mi brazo roto. A medida que caigo al suelo, las ramas del árbol se mueven rapidamente. Me atrapan. Se envuelven alrededor de mí. Aprietan.
He visto a Sharmila lanzándose a mi rescate. Beranabus agita una mano, deteniéndola. Las ramas aprietan con más fuerza. El árbol grita más fuerte que nunca. Soy levantado. Los agujeros en la corteza se expanden. Busca aplastarme y tragarme. Unos segundos más y estaré muerto. Asesinado y comido por esta farsa monstruosa de árbol.
Algo se prende fuego dentro de mí. Le grito al árbol, clavo mis dientes en la rama más cercana a mi boca y muerdo fuertemente. El árbol chilla. Sigo masticando la rama hasta que se quiebra. Otra más. Mi brazo izquierdo es liberado. Siento calor en la palma de mi mano. Tomo una rama y puedo notar el poder disparado a través de mi mano, hacia la madera.
El árbol aúlla con dolor, luego, abruptamente, me libera. Caigo, golpeo el agua y me hundo, para luego volver a la superficie tosiendo y escupiendo. Me hundo nuevamente. Esta vez me quedo allí, dejando que el agua me arrastre hacia abajo. Me doy cuenta de que el agua está viva, como los árboles. Al igual que hambrienta y con las mismas ansias asesinas.
Lucho contra el pánico. Fuerzo a mis piernas a dejar de dar patadas salvajemente. Dirijo el poder en mis palmas hacia abajo, hacia mis pies. Me imagino como un cohete, despegando, liberándome de la succión del agua. Durante unos segundos no pasa nada. Mis pulmones se aprietan. Mis labios se retraen.
Luego, en un súbito estallido, exploto hacia arriba, fuera del agua, tosiendo, con escalofríos, pero libre. Apoyo mis pies sobre la superficie y esta vez me sostiene. Hay un terrible dolor en mi brazo roto cuando aterrizo, pero rápidamente uso mi poder para adormecerlo.
Me enfrento a Beranabus, furioso con él por lanzarme contra el árbol y casi matarme. Dispuesto a atacarlo, a usar mi poder para hacerlo pedazos.
Se está riendo. Los otros me contemplan fijamente, aturdidos, pero Beranabus se ríe. — ¡Me lo imaginaba!— se ríe. —Supuse que esté era más que mera carne y hueso. Los niños normales no salen de su propio mundo hacia el universo de los Demonata. Tienes que ser uno de nosotros para estar tan loco. Se unirá a nuestro grupo.
— ¡No!— Sharmila solloza.
—Pero... maestro... él es sólo un niño —, murmura Raz.
—Esta es una mala idea—, añade Nadia.
—No me importa—, dice Beranabus, espantando sus protestas. Él me sonríe, pero es la sonrisa de un pirata sanguinario. — ¿Quieres quedarte y ayudarnos a encontrar a Cadáver? ¿Deseas buscar a tu hermano y rescatarlo como un caballero de brillante armadura? Muy bien, muchacho, tienes lo que deseas. — Estira un brazo, aunque estemos muy lejos el uno del otro para darnos la mano. —Tú eres uno de nosotros ahora, Kernel Fleck. Un cazador de demonios. ¡Bienvenido a los Discípulos! 

2 comentarios:

  1. Aaaaahhhh genial, espero impaciente el proximo, gracias por el capitulo xD

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  2. guau el capitulo es emocionante, gracias por la traduccion.

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